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Quince procesados por el hundimiento de la Universidad Autónoma de Madrid

Quince personas han sido procesadas como supuestas responsables del hundimiento de la Universidad Autónoma de Madrid, ocurrida el pasado 29 de septiembre. Son estas: Alfonso-Isidro García Gordillo, Dionisio Martín Carracedo, Francisco Javier Ramos Esteve, José Borobio Ojeda, Luis María Borobio Navarro, Regino Borobio Navarro, Manuel Cortés Pérez, Agustín Gabriel López, Eduardo Martín-Sonseca Alonso, Nicomedes Torregrosa de la Rocha, Juan José Naranjo Moares, Manual Aragonés Luis, Manuel Pérez Díaz, Antonio Vitón Barahona y Francisco Javier Valdés Gómez.

Por el Juzgado de Instrucción número siete, de Madrid, ha sido decretada la libertad provisional bajo fianza individual de 100.000 pesetas.Asimismo, se requiere a los procesados para que presten una fianza conjunta de diez millones de pesetas, en concepto de responsabilidad civil, y se declara responsable civil subsidiario a la Agrupáción Universidad Goloso (AUG), formada por las empresas Dragados y Construcciones, SA, Entrecanales y Tavora, SA y Huarte y Cía., SA, y al Estado. Para depositar la fianza de libertad provisional, el juzgado dio 48 horas, a partir de la notificación del auto de procesamiento a los procesados, que se hizo el miércoles día 9.

El juez de instrucción considera que los hechos relacionados con el hundimiento de la Universidad revisten los caracteres del delito de imprudencia temeraria con lesiones y daños, y que existen indicios racionales de criminalidad contra las quince personas citadas.

El 29 de septiembre de 1976 se hundió el forjado de la planta segunda de la facultad de Filosofía y Letras de la Autónoma madrileña, sólo seis años después de su construcción. Dicho forjado correspondía a la sala de ventanillas de la secretaría de la facultad. En el momento del hundimiento estaban matriculándose más de ochenta alumnos, que se precipitaron a la planta inferior. Ochenta y tres estudiantes resultaron lesionados, y tres de ellos han quedado con defectos o deformidades.

De las investigaciones seguidas al respecto, se ha sabido que el hundimiento se produjo por las siguientes causas:

1. Cálculo insuficiente de las zonas de apoyo en el proyecto de forjado, responsabilidad de los arquitectos que lo confeccionaron (Alfonso Isidro García Gordillo, Dionisio Martínez Cerracedo, Francisco Javier Ramos Esteve, José Borobio Ojeda, Luis María Borobio Navarro, Regino Borobio Navarro y Regino Boribio Ojeda -este último fallecido el pasado mes de mayo-), y de los arquitectos de la Junta de Construcciones del Ministerio de Educación y Ciencia que dirigieron las obras (Manuel Cortés Pérez, Agustín Gabriel López y Eduardo Martín-Sonseca).

2. Las viguetas pretensadas, que forman la base del forjado, fueron colocadas deficientemente, pues no se levantaron conectores existentes siguiendo indicaciones expresas de los directores de las obras.

3. Antes de rellenar el forjado con hormigón no se hizo una correcta humentación, y limpieza en las partes superiores de las viguetas y bovedillas. Además, fueron insuficientemente hormigonadas las partes que debían apoyar en los soportes, cuestión de la que debieron ocuparse el jefe de zona (Juan José Naranjo Moares, aparejador) y el encargado de estructuras de la obra (Nicomedes Torregrosa), así como los aparejadores de la Junta de Construcciones (Manuel Aragonés Luis, Manuel Pérez Díaz, Antonio Vitón y Francisco Javier Valdés).

La construcción de la Universidad Autónoma de Madrid, como las de Barcelona y Bilbao, se realizó tras un concurso convocado en 1969. El proyecto de la Universidad madrileña debía entregarse en junio de 1969, y los de Barcelona y Bilbao en septiembre y octubre, respectivamente. Las prisas con que se procedió a levantar las Autónomas se hicieron ya constar entonces. El jurado que juzgó los proyectos estaba mayoritariamente compuesto por miembros de la Administración, ya que lo integraron el ministro de Educación y Ciencia y el subsecretario y secretario general técnico directores generales de Enseñanza Superior e Investigación y de Arquitectura, Economía y Técnica de la Construcción, presidente de la Junta Facultativa de Construcciones Civiles, arquitecto director de la división de construcción, un arquitecto designado por el Consejo Superior de Arquitectos de España y el arquitecio director del Gabinete de Normalización del Ministerio.

Dada la importancia de los proyectos que se presentaban, participaron arquitectos de la talla de Sáez de Oíza, Fernández Alba, Higueras Miró, Corrales, Fullaondo, Seguí y De las Casas. Pese ello, el primer premio fue para los hermanos Borobio, que acababan de terminar la carrera.

Entre las varias duplicidades de funciones que luego se produjeron hay que resaltar la de Alfonso García Gordillo, que, pese a que por entonces acababa de terminar sus estudios, apareció ya como redactor y firmante del proyecto y que hizo coincidir en su persona los cargos de arquitecto de una de las empresas constructoras, Dragados y Construcciones, con la de arquitecto jefe de la Unidad Técnica del Ministerio, cargo con el que signó los primeros informes del hundimiento de la Universidad. Se daba así la circunstancia de que firmaba las primeras investigaciones por parte de la Administración una persona que trabajaba en una de las constructoras implicadas y que, además, había participado en el proyecto.

Francisco Javier Ramos Esteve, hijo del actual rector de la Universidad Politécnica de Madrid, y que por entonces acababa de terminar la carrera, firmó como uno de los arquitectos confeccionadores del proyecto. Los equipos técnicos fueron formados por el entonces subsecretario del Ministerio, Alberto Monreal Luque.

La dirección facultativa de la obra quedó en manos de Agustín Gabriel, Manuel Cortés Pérez y Eduardo Martín-Sonseca. Se da la circunstancia de que el primero de ellos se autoaprobó algunas reformas sobre el proyecto inicial, como la supresión del Aula Magna, sin variación económica, según un expediente de aprobación de proyectos firmado por el entonces subsecretario de Educación, Ricardo Díaz Hochtleiner, el 15 de octubre de 1971.

Las anteriores circunstancias se dieron pese a que el trío de la dirección facultativa había establecido como normas que los arquitectos que hicieran los proyectos no podrían luego ser supervisores, y que los arquitectos que supervisaran no podrían dirigir las obras. Parece que, por lo que a ellos se refirió, los componentes de la dirección facultativa hicieron caso omiso de dichas normas.

El 8 de julio de 1972, un nuevo subsecretario, Mendizábal Allende, firmaba otro proyecto reformado de modificaciones en los departamentos C-15 y C-16 de la facultad de Ciencias, y también en esta ocasión se hacía constar sin variación económica. El resumen económico de esta última reforma fue firmado siete días antes por el arquitecto jefe de la Dirección Técnica de Proyectos, Carmelo Oñate.

Las necesidades de llevar a cabo construcciones escolares se plantearon a partir del Libro blanco de la educación, y, en cierta forma, según fuentes del Ministerio, pensando ya en planes de urgencia de los que se derivarían gabinetes de consulta vinculados a grandes empresas, algunas de ellas bancarias.

Por otra parte, la Junta de Construcciones del Ministerio, que llevó adelante el proyecto de las Autónomas, ha sido una de las empresas más importantes de Europa, con presupuestos cercanos a los 20.000 millones de pesetas anuales. Además de las tres universidades llevó a cabo los planes escolares de EGB en diversas zonas de la Península, como el País Vasco, Asturias, Galicia y Andalucía. En 1976, el presupuesto de la Junta de Construcciones fue de 17.000 millones de pesetas, y, a juicio de profesionales de la arquitectura y la construcción, no ha realizado obras de gran nivel.

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