Para aclarar opiniones

Bajo el título de Irregularidades en el Club Internacional de Tenis apareció en EL PAIS del pasado día 2 de febrero un artículo que enumeraba algunas de ellas.... pero insuficientes para que el público pueda formarse una clara opinión, como supongo era la intención de ese diario. Considero conveniente aclarar varias de ellas a efectos de que los socios que solicitamos impugnación de la Junta General de «Promotora Club Internacional de Tenis, SA» (La primera, según parece, que esa Sociedad Anónima celebra en tres años...), no parezcamos disidentes arbitrarios y, sobre todo, para proporcionar más fiel información.Si el señor Couder sostiene que nuestra condición de vecinos del club nos hace concebir la idea de que las instalaciones son «familiares», se debe decir que, aun cuando no es tal nuestro exacto concepto -como lo demuestra el hecho de habernos quejado por las dificultades en disponer de pista-, ese fue uno de los argumentos esgrimidos en la captación de socios; la gran superficie que el señor Couder ha destinado pata la «zona infantil» da pie para pensar, además, que es él quien ponderó el carácter familiar del club.

El señor Couder se acoge a los proyectos de fundación. Por ahí no le será fácil encontrar defensa pues entre sus proyectos estaban, o así se nos dijo cuando insistentemente proponía la integración en el club.

Mantener una mensualidad «baja», basándose, precisamente, en el número de socios que pretendía alcanzar (somos seiscientos, no por limitación voluntaria, sino porque Couder, no supo atraer al número de socios deseado..., lo que repercute en una couta mensual superior a la anunciada inicialmente); aunque el cabeza de familia paga sólo 550 pesetas al mes, un matrimonio con cuatro hijos paga 2.250 pesetas más los siguientes «extras» por persona: 35 pesetas la hora de tenis, sesenta la de gimnasia (sólo uno, con no más de cuarenta metros cuadrados, pobremente instalado) y 120 la de squash (dos canchas para seiscientos socios), pudiendo suponer una cantidad total próxima a las 10.000 pesetas mensuales sólo con que la mitad de la familia use las instalaciones una hora diaria. La misma familia pagaría una cuota de 2.200 pesetas en el Club de Campo, o de 2.400 en el Cancie Natación Club, pero con «extras» más baratos o inexistentes, por el uso de instalaciones paralelas, o sin «extras» en muchas otras instalaciones (por cierto, estupendas) que este club no tiene.

En cuanto al «derrame» provocado por una situación económica en la que el "activo total» es prácticamente igual al «pasivo exigible» a corto y mediano plazo, no es de 11.000 pesetas, sino de'20.000; además, siendo aquél superior a sesenta millones, parece dificil evitar nuevas contribuciones para «sanear» un balance nunca presentado a los socios de esta sociedad anónima.

Algo más: el valor nominal de las acciones emitidas en 1973 ascendía, efectivamente, a 10.000pesetas, según indican los recibos que en su día se extendieron, pero el título definitivo es de sólo milpesetas, sin que nos haya expresado aclaración alguna al respecto.

Y más aún: aunque, naturalmente, los estatutos no determinan tal posibilidad, la Junta Directiva nos ha prohibido la entrada al club (conveniente es indicar que somos accionistas con las mensualidades pagadas hasta el 31 de marzo próximo) mientras no regularicemos la «derrama» exigida. Insólita actitud, quizá tipificable como coacción ilícita.

Comprendo que la extensión de esta carta impide su publicación; basta, en todo caso, con que EL PAIS pueda realizar investigaciones que permitan dar a conocer hechos cuya repetición se debieran evitar, pues, según parece, no son exclusivos de este club.