Sobre un robo,
El robo de joyas de la Virgen de la Fuensanta ha sido una lección clara y tajante que los «señores cacos» encargados del asunto nos han dado a todos. Todos hemos visto -entre atónitos e indignados- la cantidad de dinero, que había allí dentro, dedicado única y exclusivamente a exhibición pública y a rendir beneficios al cabildo por el concepto de cuota de entrada al museo. Si sumamos todo el capital que hay en los museos catedralicios de España, veremos -grosso modo- que - se eleva a muchos cientos de millones de pesetas (quizás mi les de millones). Ante este aspecto se me ocurre una pregunta: ¿Por qué va a poseer una imagen tanto dinero para ella (o para el cabildo), que a nadie beneficia excepto al último? ¿No será mejor transformar dichas joyas en metálico, invertir la cantidad obtenida en algo sólido o a plazo fijo con interés alto y proceder luego a invertir los beneficios en viviendas sociales de renta baja, colegios y guarderías gratuitos o semigratuitos, residencias de ancianos, hospitales, consultas médicas, etcétera, cuyos propietarios sean -lógicamente- los cabildos catedralicios ... ?Naturalmente, todo esto sometido a una hábil, honesta y desinteresada administración, que además permitiría la revaluación del capital inicial con arreglo a las fluctuaciones económicas sufridas por el país. Esto sí: se impone una administración totalmente honrada y sin egoísmos.
No olvidemos que la Virgen María y Jesús vivieron en plena pobreza y predicaron con su palabra y ejemplo.
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