Extraño secuestro de un joven en Santurce
La policía de San Sebastián puso ayer a disposición de la autoridad judicial a Gregorio Cavia, un joven de veinticuatro años, vecino de Santurce (Vizcaya) que, según confesión propia, habría sido víctima de un extraño secuestro que duró unas ocho horas. El hecho de que haya sido puesto en manos del juez obliga a pensarque la versión facilitada por el protagonista a su familia no coincida en absoluto con la que dispone la policía.
Su madre, Dominica Sierra, nos dio a conocer ayer los detalles que en torno al suceso le había facilitado el hijo telefónicamente desde San Sebastián. «Por la forma en que hablaba me dio la impresión de que estaba acompañado por un policía.»Gregorio Cavia Sierra había salido de su casa el martes, pasada la una de la tarde, para dirigirse al trabajo en compañía de su padre Ambos se separaron junto a la pasarela de acceso a la Naval de Sestao. En esta fábrica entró el padre, mientras que el protagonista de es ta historia se dirigía a Altos Hornos, donde trabaja como enganchador de grúas desde el pasado mes de noviembre.
Unos instantes después de separarse, un desconocido se dirigió a él para advertirle que le estaban llamando desde un vehículo aparcado bajo la pasarela. Cuando se acercó al coche -siempre según el relato de Gregorio Cavia-, le empujaron violentamente hacia el interior, donde se encontraban otras dos personas.
Con una capucha en la cabeza viajó por un tiempo que no puede precisar. Finalmente se encontró en una casa deshabitada, al parecer en pleno centro de la capital guipuzcoana. Al encontrarse sólo se asomó a la ventana y comprobó que estaba a escasa, distancia del suelo. Aprovechó la falta de vigilancia para huir pasadas ya las 9.30 de la noche.
En medio de una fuerte tensión nerviosa fue recogido por un taxista que le trasladó a la comisaría de policía, desde donde avisaron a la familia hacia las 10.15 de la noche.
Antes de que se produjera esta llamada, se habían recibido otras dos en el domicilio del presunto secuestrado. «Una voz de hombre, muy ronca, nos dijo a las siete y media de la tarde que nuestro hijo no vendría a casa en unos días, pero que se trataba de un asunto que iban a arreglar ellos, y que en ningún caso diésemos aviso a la policía.» A las nueve de la noche se repitió la llamada y,la misma voz insistió en que no se avisase a la policía. A pesar de todo, la familia puso estos hechos en conocimiento de la Guardia Civil.
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