Se extiende la huelga del transporte en Bilbao

La huelga de transporte que afecta a la comarca del Gran Bilbao y ambas márgenes del Nervión se ha complicado en los últimos días al sumarse al paro los conductores de la línea Bilbao-Castro, que realizan autobuses de la compañía Tugbsa (Transportes Urbanos Gran Bilbao, Sociedad Anónima).

Desde el viernes de la semana pasada permanecen parados más de 750 de los ochocientos trabajadores que componen la plantilla de la empresa. A pesar de que el lunes se firmó un convenio -un tanto extraño por cierto- aceptado por los trabajadores de talleres y oficinas -cuyo número no debe superar al medio centenar-, el resto de los trabajadores, los «mecánicos», en número superior a 750, no lo aceptan por no haberlo firmado en su día. No obstante, la empresa ha anunciado que el convenio es legal a todos los efectos por lo que -afirma- se negará a ningún tipo de negociación posterior. Ante esta actitud los conductores-cobradores, conductores y cobradores piensan mantener su postura de paro.Por lo demás se mantiene también el paro de más de mil trabajadores de la empresa Ferrocarriles y Transportes Suburbanos, Sociedad Anónima, que atiende las comunicaciones férreas entre Bilbao y Plencia y Bilbao y Lezama y las realizadas por autobús entre Bilbao y Algorta y Bilbao y Piencia, cubriendo prácticamente todas las necesidades en materia de comunicación de la margen derecha del Nervión.

Se piensa que en las próximas 48 horas, de no hallarse una solución, pudieran quedar militarizados los servicios de la línea férrea Bilbao-Plencia para atender al menos, mínimamente, los desplazamientos de varias decenas de miles de personas que utilizan los trenes para trasladarse del extrarradio a Bilbao y viceversa.

En los transportes urbanos el problema del servicio público se ha podido paliar parcialmente con la colaboración de conductores del Ejército, Guardia Civil y Policía Armada, que tienen unos cuarenta autobuses en servicio para extrarradios de Bilbao y margen izquierda de la ría. La margen derecha sigue sin ninguna solución para una población de cerca de 100.000 habitantes.