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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los escolares, entre dos huelgas

DOS HUELGAS, una de profesores de instituto y otra de conductores de autobuses privados, han afectado sensiblemente en la semana que acaba a la población escolar madrileña.El paro de los PNN (profesores no numerarios) se inscribe en la larga serie de reivindicaciones que los profesionales de la enseñanza vienen manteniendo desde hace años. La huelga de transportes fue convocada por los enlaces sindicales del sector, en demanda de peticiones salariales. Desde mediados de diciembre se esperaba, una medida semejante si no se llegaba a un arreglo con las empresas y patronos. Ayer, sábado, la huelga seguía sin resolverse en el 70 % de las llamadas líneas discrecionales -en su mayoría las de transporte escolar- mientras las empresas se negaban a negociar con la comisión elegida por los trabajadores al efecto. A última hora quedó resuelto el conflicto.

Si una huelga de transportes y otra de profesores siempre produce irritación, en este caso, ésta ha sido aún mayor. El transporte privado sirve por lo general a líneas periféricas de la capital, utilizadas por los trabajadores para trasladarse desde su barrio-dormitorio a su lugar de trabajo, además de a personas que residen en poblaciones de provincias limítrofes. Un sinfin de personas han tenido que recorrer estos días pasados kilómetros enteros andando para luego llegar tarde y cansados a la fábrica o a la oficina.

Pero ha sido probablemente el paro del transporte escolar el que mayores incomodidades ha proporcionado al ciudadano que, de la noche a la mañana, ha tenido que agenciárselas para resolver el sistema de llevar y traer a los niños. Salvo en el caso, claro está, de que esos mismos niños se hayan visto afectados por la huelga de profésores.

Este tema del transporte escolar es uno de los más arbitrariamente organizados en nuestro país, y la huelga ha venido a poner de relieve un problema estructural: miles de niños se han visto a diario sometidos en nuestra ciudad a un recorrido insufrible de kilómetros por culpa de un mal planteamiento de la localización de los colegios y de la desaforada especulación que las empresas e instituciones religiosas dedicadas a la enseñanza han practicado con los solares del centro de la capital, donde antes se levantaban centros docenter. Muchos padres de familia, irritados quizá con los huelguistas que les obligaban a llevar personalmente a los niños al colegio, habrán quedado, sin embargo, asombrados de saber que lo que reclaman los chóferes en paro es un sueldo de 23.000 pesetas al mes, pues probablemente piensan que con lo que ellos pagan por el concepto de transporté, el problema bien pudo tener rápida solución. Hay un punto más a añadir: usualmente, los colegios cobran por adelantado el transporte escolar,junto con la enseñanza y la comida. ¿Quién se ha responsabilizado ahora ante los padres de este servicio?

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