Los militares seguirán controlando el proceso político portugués
«La transformación de las fuerzas armadas para adaptarlas a nuestro pueblo, a su proyecto de vida y a las circunstancias históricas, pasa por la definición de una nueva filosofía de la condición militar», acaba de afirmar el presidente Ramalho Eanes, al dar posesión de su cargo al nuevo jefe de Estado Mayor de la fuerza aérea.
En presencia de todo el Consejo de la Revolución, y de los ministros militares, el general Ramalho Eanes ha desmentido la «vuelta a la tradición» mientras dure el «período de transición» definido por la Constitución. Ha reafirmado, a la vez, la «obligación moral y el deber político», a los que los militares portugueses «no renuncian y del que no pueden ser dispensados» de «velar por la seguridad del pueblo en la elección y construcción libre de sus opciones».Nada, pues, de una vuelta a los cuarteles pura y simple, en nombre de una tradición de neutralidad política. De paso, Ramalho Eanes recordó que tal neutralidad jamás existió y que, en siglo y medio de historia, los militares portugueses han apoyado o protagonizado decenas de golpes de Estado y de pronunciamientos militares. Esta vez se trata de hacer de los militares «el pilar de la democracia».
Para no dejar lugar a dudas sobre el sentido de la elección del general Lemos Ferreira, nuevo jefe de la aviación, Ramalho Eanes señaló que, si bien se trata de un oficial de carrera, de competencia probada, fue escogido por tal cargo «a pesar de ser el más joven y más moderno», eliminando así toda diferencia cualitativa entre esta designación y otras (como la del jefe de Estado Mayor del Ejército o el gobernador militar de Lisboa) que implicaron promociones y graduaciones de conveniencia política, que «no hieren -dijo Eanes- el principio de la jerarquía, sino que por el contrario, lo consolidan. Siendo mi propósito devolver la jerarquía a los esquemas tradicionales -añadió- estoy decidido a adoptar, en el período transitorio, soluciones excepcionales, siempre que entienda que ellas sirven indiscutiblemente para adaptar las fuerzas armadas a su misión histórica nacional».
Más allá de su significado, importante en la esfera militar, esta conclusión del general Eanes tiene implicaciones políticas importantes que las fuerzas partidarias no dejarán de tomar en cuenta.
Por el momento, el militar que los partidos han contribuido a colocar a la cabeza del Estado se niega a optar entre la «autoridad revolucionaria» y la legitimidad democrática que le viene de las urnas. El presidente Eanes ha reafirmado la conciencia que tiene de la originalidad de su situación en unos términos que traen irresistiblemente a la memoria el espíritu de «misión histórica» del Movimiento de las Fuerzas Armadas, que algunos se apresuraron tal vez excesivamente a enterrar.
El nuevo partido derechista
Entretanto, a fines de esta semana se efectuará el congreso constitutivo del nuevo partido de orientación conservadora, denominado «Alianza Democrática», situado, según se anunció, a la derecha del Centro Democrático Social (CDS).Su directorio provisional está integrado por figuras democristianas y monárquicas, en su mayoría alejadas de la vida política desde la revolución del 24 de abril de 1974.
La «Alianza», que en las próximas horas presentará a las autoridades los estatutos y las 8.000 firmas exigidas por la ley, se propone -según explicaron sus portavoces- exigir en forma inmediata «responsabilidades» por el abandono de los territorios de ultramar.
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