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Posibles contactos entre Samaranch y el presidente de la Generalidad de Cataluña

El presidente de la Diputación de Barcelona está desarrollando una importante actividad política, según ha podido saber EL PAÍS de fuentes muy próximas a Juan Antonio Samaranch.

Este político, en efecto, habría quedado profundamente preocupado después de la reciente estancia en Barcelona del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, por haber deducido de aquel contacto directo que el Gobierno no pensaba en su persona como futuro presidente de la mancomunidad de diputaciones de Cataluña, cuya futura constitución se anunció entonces.En medios próximos a Samaranch se interpretan estos hechos como el producto de las buenas relaciones existentes entre Jordi Pujol y el ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, lo cual determinaría que el Gobierno piensa llevar a cabo en Cataluña un juego político más avanzado -más exactamente: más reformador- del que, en principio podría protagonizar Samaranch.

Ante esta situación -siempre según medios muy contrastados- Samaranch habría decidido llevar a cabo una huida hacia adelante y optado por negociar muy rápidamente con Josep Tarradellas, presidente de la Generalidad de Cataluña en el exilio, confiando tal misión a un diputado provincial de su más estricta confianza, con la precisión de llevar a cabo las negociaciones de forma inmediata.

Con esta operación, Jordi Pujol -cuyas relaciones con Tarradellas empeoran por días- quedaría cogido entre dos fuegos uno por la derecha y otro por la izquierda. Los contactos Tarradellas-Samaranch constituirían, pues, una auténtica maniobra envolvente contra Pujol. Maniobra que no es la única de este carácter en curso, ya que Pujol, cuenta con sus excelentes relaciones con los comunistas del Partido Socialista Unificado de Cataluña para efectuar la misma maniobra contra Tarredellas, y este último, a su vez goza del apoyo manifiesto de los grupos de extrema izquierda para actuar contra los comunistas y Jordi Pujol.

En este marco, Samaranch, intentaría potenciar la idea de un restablecimiento de la Generalidad de Cataluña y ello habría determinado la restitución del nombre de Pujol de la Generalitat a la actual sede de la Diputación, así como la retirada del salón principal del mismo edificio del busto del general Franco, (véase EL PAÍS de 24 de diciembre)

Este problema catalán tendría su proyección a nivel interno del propio Gobierno ya que, según todas las apariencias, los contactos Gobierno Tarradellas no habrían pasado otra vez de Martín Villa, cuya amistad con Pujol es bien conocida.

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