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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Teóricos como Carrillo...

En EL PAÍS del día 17 de diciembre y con el título de Carrillo como teórico, publican ustedes una carta que, aparte de dejar definitivamente sentado que fue Eneas quien fundó Roma (cosa hasta hoy debatida), tiene el atractivo adicional de incorporar a la estupenda campaña publicitaria montada en torno a don Santiago Carrillo un nuevo motivo hagiográfico: la «capacidad teórico-política» de este señor.Doña María del Castillo tiene la amabilidad de incluir en su carta, sin duda a título de prueba concluyente de sus asertos, una nutrida bibliografía carrillista. Es preciso, en efecto, que quienes se interesan por el tema conozcan esos escritos, e incluso otros, como el celebrado folleto Libertad y socialismo, que doña María no cita. Ahora bien, juzgar sobre la «capacidad teórico-política» de un autor equivale en gran medida a juzgar sobre la originalidad de las correspondientes aportaciones. Y a esto se debe el que la citada bibliografía carrillista, aun siendo necesaria, no resulte por sí sola suficiente para dilucidar la cuestión. Además, y por lo menos, es imprescindible conocer otros dos textos, breves por fortuna. Se trata de los clásicos: Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia (1899), de don Eduardo Bernstein, y La dictadura del proletariado (1919), de don Carlos Kautsky. Sólo tras esta previa tarea puede uno hacerse idea cabal de toda la originalidad y de toda la novedad de las concepciones teórico-políticas del señor Carrillo.

Por lo que se refiere al otro aporte carrillista, según la autora de la carta es decir, la contribución de don Santiago a la doctrina euro(nipo)comunista (y suponiendo que se trate de un «aporte» distinto del anterior), yo aconsejaría al lector interesado, no ya que se en frentase a los textos nutricios de Fischer, Marek, Kosik, Schaff, Kolakowski, etc. (pues sería exce sivo), sino tan sólo que echase un breve vistazo a las viejas tesis del concuñado de don Santiago, de don Rogerio Garaudy. Por lo menos desde 1964 (desde el artículo Marxismo y humanismo), el padre Garaudy ha ido dando a luz una, no por plúmbea menos ingeniosa, se rie de regards, los cuales, adecuadamente traducidos a nuestro idioma, han venido a constituir los diversos enfoques de don Santiago: sobre la «alianza de las fuerzas del trabajo y la cultura», sobre el «pacto para la libertad», y demás.

Aunque nos resulte duro, hemos de ser capaces de reconocer la evidencia: en este país, los dos únicos señores que han tenido alguna «capacidad teórico-política» han sido don Jaime Vera y don Luis Araquistáin.

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