_
_
_
_

Divergencias en la izquierda francesa ante las próximas elecciones municipales

La preparación de las elecciones municipales de 13 y 20 de marzo de 1977, deja entrever las primeras dificultades para la formación de listas comunes en el seno de la unión de la izquierda. Hace pocos días, Georges Marchais, líder comunista, advirtió a los socialistas: No haremos más concesiones. Anteayer fueron los socialistas quienes respondieron, exponiendo sus exigencias intocables.

La convención nacional del PS se reunió el último fin de semana para perfilar las listas de candidatos a las municipales. El resultado más importante consistió en autorizar a las federaciones locales para hacer listas homogéneas en todas las comunas en las que surgieran dificultades con el Partido Comunista. Según el acuerdo de los dos principales partidos de la unión de izquierda, concluido el otoño último, las listas comunes debían ser regla general en las 229 ciudades de más de 30.000 habitantes. Por ahora, sólo en la mitad aproximadamente se ha puesto en práctica el acuerdo. Frente a la actitud prepotente de los socialistas, el PCF reaccionó con moderación, recordando que discutirían hasta el final con la paciencia, obstinación y perseverancia necesarias.

Desde que la vocación gubernamental de la izquierda se ha hecho de dominio común, los socialistas parecen jugar con una baza considerada de primera importancia: los comunistas no pueden aceder al poder, sea cualfuere el inpacto de su evolución actual, sin la alianza con los socialistas. Este sentimiento podría explicar la táctica dura de Mitterrand frente a Marchais.

En la reunión ya evocada, los dirigentes del PS, en espera de su llegada al poder, abordaron la amplia cuestión de la economía de mercado..Michel Rocard, uno de los colaboradores más próximos de Mitterrand, en quien algunos ven su eventual sucesor, hizo una exposición detallada, a la que Mitterrand le, dio el visto bueno. Como conclusión insistió en que el proceso de ruptura con el capitalismo no seráfiácilde iniciar, advirtiendo que los idealismos y los discursos demagógicos habían de ser evitados.

Por su parte, Jacques Chirac, su sucesor, Raymond Barre, se entrevistaron durante hora y media al final del sábado último de manera inesperada y misteriosa. Por la mañana Chirac se había reunido con los cuadros de su rassemblement y no les informó de la visita que iba a hacer a Barre. Este impidió la entrada de los periodistas al Hotel Matignon minutos antes de que llegara Chirac y afirmó que no tenía cita de ninguna especie con nadie. Veinticuatro horas antes, en Estrasburgo, Chirac, ante varios miles de personas, habia pronunciado un discurso en el que quitó hierro al problema de la elección de la Asamblea Europea por sufragio universal.

Nadie ha podido conocer los temas de conversión entre el primer ministro de Giscard y el enemigo más poderoso de la mayoría gubernamental y del presidente. Los observadores recordaron que los días últimos Barre, en la televisión, había atacado sin contemplaciones a Chirac, y que éste no fue más delicado con su sucesor, al condenar su política social.

¿Ha habido algún cambio sustancial en lis relaciones entre los integrantes de la mayoría gubernamental? Sobre esta posibilidad, se recordó que veinticuatro horas antes de la entrevista, en Estrasburgo, Chirac dio la impresión de abandonar la batalla europea. Uno de los puntos graves de litigio entre los gaullistas y los partidarios de Giscard lo constituye la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal. El partido de Chirac ha venido jurando su fidelidad intransigente al principio de la independencia nacional y, en consecuencia, su oposición al escrutinio comunitario.

Chirac, sin embargo, declaró en Estrasburgo: «No nos opondremos al sufragio universal, en principio. si el Gobierno se compromete solemnemente a no ampliar las competencias de la Asamblea Europea.» Este sí, pero, se Interpretó como un paso atrás del grupo de Chirac. Los jóvenes gaullistas. sin embargo, fueron más lejos al considerar que Chirac está dispuesto a inclinarse ante el proyecto criminal del presidente de la República.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_