Insultos y conatos de agresión al presidente de las Cortes
Con insultos y conatos de agresión al presidente de las Cortes, señor Fernández Miranda, por parte de unas doscientas personas de extrema derecha, terminó el funeral que se celebró en la iglesia madrileña, de San Francisco de Borja, en el tercer aniversario de la muerte del almirante Carrero Blanco. Al terminar la ceremonia, muchas de las personas que llenaban la iglesia -la misma a cuya salida fue muerto Carrero- se acercaron a los familiares del almirante para testimoniarles su pésame. Después fue aclamado el teniente general. Iniesta Cano a los gritos de Iniesta, Iniesta a los que el general correspondió con un saludo.
Seguidamente, cuando salía el presidente de las Cortes, los concentrados en la puerta del templo prorrumpieron en gritos de traidor, masón, perjuro, y otras palabras, menos reproducibles. Durante cinco minutos, el señor Fernández Miranda no pudo acercarse a su coche oficial, que estaba aparcado en las cercanías.Mientras tanto, varias personas, entre ellas algunos jóvenes con boina roja, que se identificaron como miembros de Fuerza Joven (rama juvenil de Fuerza Nueva), intentaban agredirle con paraguas y otros objetos contundentes, objetos que en algún momento parece que consiguieron, a pesar de hallarse rodeado el presidente de las Cortes por su secretario particular, su esposa y miembros de su escolta personal, así como por algunos policías armados que llegaron después.
El señor Fernández Miranda la calle de Serrano hasta la acera de la embajada estadounidense, situada enfrente, mientras el grupo de alborotadores le seguía brazo en algo y cantando el Cara al Sol. Allí quedaron retenidos por unos momentos el presidente de las Cortes y sus acompañantes, mientras el tráfico quedó cortado y los manifestantes gritaban Franco, Franco, Franco.
Por fin, mientras algunos agentes de tráfico trataban de regular el tráfico y proteger al señor Fernández Miranda y los demás acosados, éstos cruzaron de nuevo la calle de Serrano y se dirigieron hacia el automóvil oficial del presidente de las Cortes, situado en la cercana calle de Diego de León y alejarse rápidamente del lugar.
No obstante, los alborotadores trataron en algún momento de im pedir el acceso de las personas de escolta al coche. Este, según Europa Press, presentaba una gran abolladura en la puerta del conductor
En el momento de la partida, un cámara de una agencia extranjera de televisión que filmaba la labor de protección al presidente de las Cortes fue agredido por algunos de, los manifestantes, que al no poder llegar al automóvil descargaron sus iras sobre el periodista. Este recibió un golpe sin importancia en el costado, propinado con un paraguas. Los alborotadores trataron de arrancarle al filmador la cámara, un aparato cuyo valor se cifra en quinientas mil pesetas, y al no conseguirlo agarraron el micrófono y se lo llevaron.
Los manifestantes volvieron a reunirse frente a la entrada principal del templo donde se había celebrado el funeral, donde entonaron de nuevo el Cara al Sol. Se dirigieron después a la parte posterior del templo, al lugar del atentado al almirante Carrero, y junto a la Plaza conmemorativa entonaron el Cara al Sol y el Oriamendi, y dieron vitores a los nombres de Raimundo Fernández Cuesta, José Antonio Girón y Blas Piñar.
Ya a la entrada de la iglesia donde se celebró el funeral, al entrar en ella el presidente de las Cortes había sido increpado por algunas personas, que le gritaron ¡Que Dios te lo demande!
Entre las personas que asistieron al funeral se encontraban los ex ministros señores Ruiz Jarabo, Girón, Salvador y Díaz-Benumea Fernández Cuesta, López Rodó, Gamazo, Cortina y Martín,Artajo, así como el ex presidente Arias, la señora de Meirás, los marqueses de Villaverde y los familiares del difunto almirante. Estos últimos fueron despedidos con gritos de Franco, Franco, al igual que la viuda del anterior jefe del Estado.
El padre De Santiago, que ofició la ceremonia, señaló en su homilía la necesidad de perdonar y no odiar para hacer posible la convivencia que -según dijo- quiso el almirante Carrero para España. Durante el ofertorio, una mujer no identificada se acercó al micrófono y comenzó a pronunciar unas palabras, que comenzaban diciendo que el almirante había sido el protomártir del franquismo. El oficiante continuó sin inmutarse la celebración del funeral y la mujer abandonó el presbiterio.
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