Extraño GRAPO
Ya no hay dudas oficiales acerca de los secuestradores del señor Oriol, aunque el ciudadano medio sigue encontrando muchos puntos oscuros y muchas piezas que no casan. La operación llevada a cabo supone un montaje organizativo demasiado complicado para que pueda atribuirse a un pequeño grupo de enloquecidos izquierdistas. Poner unas cuantas bombas es una cosa y otra, muy distinta, llevar a cabo el secuestro de una personalidad política con una increíble perfección y sin dejar tras sí el mínimo rastro. El comando que ha secuestrado al presidente del Consejo de Estado se apoya en una completa organización y necesita, para hacer las cosas como las ha hecho. una tupida red de complicidades. Que un grupo como el GRAPO, del que hace sólo un año nadie sabía nada, haya logrado en unos pocos meses un grado tan elevado de operatividad es algo que sorprende a cualquiera y que deja escépticos a muchos. ¿Cómo se puede conseguir todo eso sin que la policía haya reunido pistas suficientes para desmantelar o al menos controlar al grupo? ¿Qué coberturas se han utilizado para montar tan desarrollada organización sin levantar sospechas ni dejar más huellas que las de sus delitos consumados? Demasiados interrogantes que obligan a sospechar que hay gato encerrado.Lo que tiene una claridad meridiana es el objetivo que persiguen quienes han realizado este enésimo acto de terrorismo. El momento elegido y las demás circunstancias del hecho no dejan lugar a dudas: se trata de impedir a toda costa que este país llegue a la democracia aunque sea por la vía trabajosa de la reforma. Entre la nutrida nómina de los enemigos de la democracia hay que buscar a los inspiradores del secuestro. ( ... )
13 de diciembre
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