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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Congreso del PSOE: primer balance

AYER SE clausuró en Madrid el XXVII Congreso del Partido Socialista Obrero Español, primero que se celebra en España después de más de cuarenta años. Modelo de organización interna, se ha desarrollado sin ningún incidente, lo cual demuestra que el pueblo español está más maduro para la democracia de lo que se ha pretendido hacer creer en el pasado reciente.El congreso puede constituir un imán que atraiga nuevos militantes, fortaleciendo la imagen y la implantación del PSOE. Al menos esta era, lógicamente, una de las metas a conseguir por los socialistas. Pero de esta eventual popularidad puede nacer una de las paradojas que atenacen al desarrollo del partido en el futuro y le impidan constituir el gran eje de cristalización de la izquierda. El peligro reside en que un aluvión de nuevos miembros, en lugar de reforzarla unidad del partido, puede aumentar su división en fracciones. Quizá previendo esta situación, los dirigentes del PSOE parecen inclinados a recurrir al sistema por el cual dentro del partido se puede discutir todo, pero nada fuera de él; lo cual implica el riesgo de resucitar una de las reglas de oro de ese miedo a la libertad que se ha llamado centralismo democrático. No obstante, el respeto a las minorías parece elemental en toda fórmula democrática, y es de suponer que el PSOE lo entienda así en el futuro.

Con ocasión del congreso, Madrid ha sido escenario de una impresionante muestra de solidaridad internacional. Con razón se ha podido decir de esta ciudad que, por unos días, se ha convertido en la capital del socialismo mundial. Por el salón del hotel donde se celebraron las sesiones se podían ver delegaciones que iban desde los partidos europeos más poderosos, hasta representantes del Frente Polisario y del socialismo argelino y chileno. Si esa presencia añadía un aura de internacionalismo muy propio de la esencia del movimiento socialista, planteaba también una interrogante básica: ¿hacia cuál de esos modelos de socialismo orientará el partido español su reflexión teórica y su actuación como grupo con vocación de poder? Las ponencias aprobadas en el congreso, que analizaremos en futuros comentarios, han intentado despejar en parte la incógnita. Nos parece, sin embargo, necesario destacar dos puntos de especial importancia para entender la táctica y la estrategia futuras del Partido Socialista.

El primer secretario avanzó la idea de un compromiso constitucional, caso de que no hubiera un pacto real Gobierno-Oposición y elecciones libres. A juzgar por su exposición, se trataría de mantener la vigencia de los acuerdos políticos generales establecidos en anteriores organismos multipartidistas de la Oposición. Su justificación estaría en la necesidad de un pacto para asegurar la consecución plena de la democracia. Son comprensibles los temores de los socialistas por el futuro de ésta y de alabar su actitud de vigilia para no permitir ninguna edulcoración de la misma. Pero en el fondo y en la forma los partidos de la Oposición representan intereses y actitudes políticas diversas, y es legítimo y deseable que esas diferencias se manifiesten antes y después de las elecciones, una vez que hayan desaparecido las actuales cortapisas al ejercicio de las libertades básicas. En ese clima no habría tal compromiso constitucional y el Partido Socialista tendría entonces que señalar sus opciones y definir su puesto, tanto frente a su derecha como a su izquierda. Nos gustaría estar seguros de que los socialistas han sopesado bien el significado que en la sociedad española actual tiene el ser -como dicen- partido de clase, marxista y democrático. Lo mismo habría que señalar respecto a sus formulaciones a favor de una República federal.

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Y una última consideración. El congreso pudo haber constituido un paso decisivo en el camino de la unidad socialista. No ha sido así. La conciliación de actitudes divergentes hubiera sido una aportación inapreciable de las grandes figuras presentes estos días en Madrid, al socialismo español. No lo han hecho.

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