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Suárez regresa sin acuerdos concretos entre Lisboa y Madrid

Bajo el signo de la cordialidad de la derecha portuguesa y levemente contestada por la izquierda, la visita de Adolfo Suárez a Lisboa transcurrió, como estaba previsto, sin que de los contactos con el presidente Ramalho Eanes y con el primer ministro Mario Soares se haya derivado ningún acuerdo concreto, aparte del fortalecimiento de los lazos entre ambos países. El señor Soares destacó la alegría que para su Gobierno y parte del pueblo portugués —el Movimiento Socialista Unificado y la Liga Comunista Internacional habían expresado su crítica por las atenciones al «antiguo secretario general del movimiento fascista español» ya la «criminal dictadura que no permite ninguna libertad democrática, sindical o política»— por la presencia del presidente del Consejo de Ministros español. Resalté la amistad entre España y Portugal y calificó de acontecimiento histórico el esfuerzo que el primer ministro español está realizando para encaminar a España hacia una convivencia democrática internacional.

Previamente a la llegada del avión español, Mario Soares manifestó en una conversación informal que no sabía si iría a España en diciembre ni si será nombrado vicepresidente de la Internacional Socialista. «Cuando se celebra una elección auténticamente democrática —señaló—, nunca se sabe.» El presidente Suárez llegó a las once en punto de la mañana al aeropuerto de Portela, en donde fue recibido por el primer ministro portugués Mario Soares. Adolfo Suárez, que antes de bajar del avión se dio un pequeño golpe en la cabeza al atravesar la portezuela del avión especial que le condujo desde Madrid, se mostró muy sonriente en los primeros momentos de su permanencia en Lisboa.

Acompañaban al presidente español el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, así como el subsecretario general para Europa, Jorge del Pino, y el director general adjunto del Gabinete, Javier Rupérez.

Por parte portuguesa, junto al jefe del Gobierno, Mario Soares, se encontraba el ministro de Negocios Extranjeros, Medeiros Ferreira —el ministro de Asuntos Exteriores más joven de Europa— y se hallaban también presentes los embajadores respectivos de ambos países.

Fuerzas de la Guardia Nacional Republicana interpretaron los himnos nacionales de España y Portugal y rindieron honores al señor Suárez, quien en unión de Mario Soares pasó revista a las tropas y presenció desde un pódium el desfile de las mismas.

La nube de fotógrafos y cámaras de televisión se movieron con una gran libertad de acción durante los minutos que duraron estas ceremonias. Al término de las mismas, los dos jefes de Gobierno subieron a un automóvil, camino de la residencia del primer ministro portugués en San Bento.

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Poco antes de las doce de la mañana —siempre según hora española—, Adolfo Suárez y Mario Soares se reunieron a solas, tras posar ante los fotógrafos. Asimismo lo hicieron en otras dependencias del mismo palacio de San Bento los señores Oreja y Ferreira, e igualmente por separado los embajadores de España en Lisboa, señor Rodríguez Porrero, y de Portugal en Madrid, señor Meneses Rosa.

Hacia la 1.30 de la tarde los ministros se unieron a los primeros ministros y celebraron una reunión conjunta, mientras los embajadores continuaban sus conversaciones por separado. Pasadas las 2.30 de la tarde, las personalidades citadas, a las que se unieron los restantes acompañantes hasta un total de dieciséis comensales, se reunieron en un almuerzo en un salón del propio palacio de San Bento.

Previamente a la comida, los señores Soares y Suárez comparecieron ante las cámaras de televisión portuguesa y española para dar cuenta de sus impresiones sobre el viaje. No se permitió a los periodistas que asistíamos a la entrevista televisiva hacer preguntas a ambos primeros ministros, con el pretexto de que al final del viaje emitirían un comunicado conjunto y se someterían a las preguntas de los informadores.

"Se están poniendo los cimientos de una coordinación política luso-española

Por la tarde, A Capital incluyó la información más amplia sobre la visita de Suárez, mientras que los restantes vespertinos se limitaron a destacar la novedad del encuentro entre ambos primeros ministros.

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