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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El primer paso

HA TRIUNFADO el sentido común. El sistema proporcional, con correctivos que esperamos sean mínimos, dada su ambigua definición, será el que informe la ley Electoral de acuerdo con el proyecto de reforma política aprobado por las Cortes. Nos congratula esta victoria del Gobierno ante, unos procuradores necesariamente dóciles, porque creemos que el acto de ayer supone el probable comienzo de una nueva etapa política en España: el final de las instituciones de la dictadura y el comienzo de la democracia.No está todo hecho, ni mucho menos, sino que quedan todavía gran cantidad de cosas por llevar a cabo. El Gobierno, una vez resuelto el referéndum con un indudable signo positivo, debe pactar la ley Electoral; debe esforzarse por conseguir que toda la oposición, sin excepción alguna, concurra -con garantías de libertad e imparcialidad- a las elecciones; debe lograr que la campaña electoral no se desborde en ningún sentido ni alumbre los revanchismos o las violencias; debe desmontar el aparato del partido único, amenaza contra la realización de auténticas elecciones libres, y debe coronar así su obra de reforma presidiendo y garantizando unos Comicios en la próxima primavera que hagan posible el sueño inalcanzable de tantos años: que los españoles podamos, por fin, elegir libremente a quienes nos gobiernan.

Lo de ayer ha sido, pues, sólo el primer paso. El Gobierno no puede ir a unas elecciones sin antes modificar todavía muchas cosas, sin acabar con el sectarismo vulgar e irritante de la televisión, sin desmontar las organizaciones terroristas de todo signo, sin controlar la calle, pactando el orden social y garantizando las libertades.

Pero hay dos aspectos adicionales que conviene señalar en este punto. El primero, la necesidad de que el diálogo oposición-Gobierno se instrumente efectiva y rápidamente para llegar a los acuerdos necesarios que hagan posible la culminación del proceso. Nunca será inútil la insistencia en que todos los partidos políticos que respeten las normas clásicas de la democracia tienen derecho y deben participar en las elecciones y en los pactos sobre la ley Electoral. El tema del Partido Comunista debe ser de una vez arrumbado como tabú o como discriminatorio. Tener fuera de las Cortes una oposición de izquierda de este signo es lo peor que le podría suceder a un régimen que nace con aspiraciones de estabilidad.

El segundo tema es el hecho, nada despreciable, de que el Gobierno ha vencido en toda regla frente a una ofensiva que los sectores más representativos y supuestamente más ,populares del franquismo desencadenaron contra él. No sólo ha ganado, pues, el Gabinete Suárez, sino que han perdido también el bunker y la Alianza Popular.

Comienza a sonar la hora en que los gobernantes no serán nombrados a dedo ni se repartirán generosamente los escaños de las Cortes. Falta, insistimos, mucho por andar, y conviene ser mesurados y prudentes. Por el momento, el presidente Suárez ha ganado sólo la primera batalla de lo que esperamos no sea nunca una verdadera guerra, sino el tránsito pacífico, pero cierto y sin recortes, de una dictadura a un régimen democrático. El acto supremo, en definitiva, de la devolución de su soberanía al pueblo español.

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