Pro-Cela

Soy lector asiduo de EL PAÍS, diario que leo con interés especial, sobre todo por lo que de realidad tiene en su calificativo de «independiente ». Así, en el número 157, correspondiente al 2 de noviembre, y en la sección «Cartas al Director», veo cómo un grupo de susceptibles señoras se toman tan a mal las palabras o frases que Camilo José Cela, con su habitual jerigonza, hubo pronunciado en una conferencia, y ellas escarban e investigan minuciosamente para ver todo lo que de antifeminista y «unidimensional » pueda escapársele al conferenciante.Muchas de estas señoras deben sentirse despreciadas por los hombres, y en su ridícula animadversión contra ellos, aprovechan cualquier oportunidad para encontrar discriminaciones en lo que el hombre dice o hace, y cuando se le ocurre tocar el tema de la mujer o del sexo, allí están señoras como éstas, dispuestas a saltar como felinos sobre quien se atreva a herir lo más mínimo sus susceptibilidades.

De todas formas, sobre todo últimamente, advierto en su periódico una gran afición a publicar artículos o noticias de matiz feminista, contra lo que nada tengo que oponer, pero si opinar sobre el tema: creo que si de verdad deseamos igualdad (yo la deseo siempre y en todo), debería ser «bidimensional» hasta en extremos en que existan mujeres mineras, mujeres albañiles y mujeres que ejerciesen multitud de trabajos peligrosos, penosos, insalubres..., que son hoy patrimonio exclusivo del hombre que las «discrimina esclaviza».