Las posibilidades pesqueras españolas, reducidas al caladero canario-sahariano
El efecto desencadenante de las doscientas millas de soberanía pesquera podría llegar también a Sudáfrica, con lo que a la mayor parte de los armadores españoles, llegado el momento de abandonar los caladeros del Mercado Común y otros que se han perdido en las últimas semanas, apenas les quedaría otro recurso que el banco canario-sahariano, insuficiente incluso para mantener la cuarta parte de la flota española.Los armadores esperan mucho de la reunión que habrá de celebrar la ICSEAF, mediado diciembre, en Málaga. España intentará en ese momento conseguir un cupo importante, que personalidades del sector estiman no debería estar por debajo de 100.000/115.000 toneladas, pero resultará realmente difícil lograrlo, sobre todo teniendo en cuenta que poco después está previsto que Sudáfrica plantee el tema de las doscientas millas, con la aplicación de una ley que ya está confeccionada y solamente espera la sanción definitiva para su entrada en vigor. Si la flota española llega a ese momento con un importante cupo adjudicado -de ahí el interés de la reunión de Málaga- conseguirá al menos aplazar las consecuencias del problema.
Día a día, los armadores reciben nuevos sobresaltos. Los gallegos, que capturan aproximadamente el 40% del millón y medio de toneladas anuales que consigue la flota española, recibirán un duro revés con la decisión comunitaria ya comentada. «Solamente para el país gallego puede suponer la pérdida de más de 3.000 millones de pesetas, valor mínimo en primera venta de las capturas que se realizan en aguas comunitarias», han comentado a EL PAIS en medios pesqueros.
Los más optimistas -quizá excesivamente optimistas- confían en que Irlanda haga inviable, a corto plazo, el acuerdo de los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, si mantiene su exigencia de reservarse 50 millas exclusivamente para su flota, tesis que no comparten los otros países, que limitan esa zona privada, no comunitaria, a doce millas. Dublín mantiene que su flota no se ha podido desarrollar, a pesar de la gran riqueza de sus costas, porque otros países han hecho sobrepesca.
Parece más que probable que en Bruselas se ratifique el acuerdo ya alcanzado por los ministros de la CEE en La Haya. Con esa confirmación, la pérdida de caladeros en aguas africanas, la reducción de capturas en Estados Unidos el próximo año y el peligro de que Sudáfrica siga los pasos de los comunitarios, el panorama para las pesquerías españolas es desalentador. En ese momento, la más importante flota de Europa, creada en un país con escasísima plataforma continental, puede recibir un golpe mortal del que solamente se librará con unas completas negociaciones en muchos frentes.
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