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Gerald Ford

La honesta mediocridad

Algunos biógrafos sostienen que la infancia y adolescencia del presidente fue pobre y triste. Sin embargo, el propio Ford afirma que tuvo una niñez feliz, casi bucólica. En el colegio trabajaba como camarero y ganaba dos dólares por semana, para sufragar sus gastos personales. La modesta empresa paternal se hundiió con la crisis de 1929, y el joven Gerald tuvo que trabajar para poder pagarse sus estudios. Su juventud fue estudiosa y deportiva. Indudablemente destacó más como deportista que como estudiante. pues fue una brillante estrella del equipo universitario de Michigan y conquistó,- en 1933, el título de mejor jugador de la temporada. Tanto brilló en el deporte que se dijo de él que podía jugar al fútbol americano sin casco en la cabeza. Cursó estudios de Economía y Ciencias Políticas en la Universidad de Michigan. Corre una leyenda, por Estados Unidos, sobre la relativa y escasa inteligencia de Ford. Sin embargo, Eugenio Rostov, profesor de la Universidad de Yaleque ha visto el expediente universitario del presidente, comprobó que tuvo excelentes calificaciones. Sin duda alguna, no fue un estudiante que descollase en las aulas universitarias, pero estudió con tenacidad y perseverancia. En 1941 se licenció en Derecho en la Universidad de Yale, regresó a Gran Rapids y allí ejerció la abogacía.Durante la segunda guerra mundial, prestó servicios en la Marina, participando en operaciones de guerra en el portaaviones Monterrey de la flota del Pacífico. En 1946, volvió a Gran Rapids y recomenzó su actividad de abogado. Poco tiempo después se inicia en la vida política tímida y cautelosamente. El senador republicano Arthur H. Vanderberg, un aislacionista convertido al internacionalismo, que ayudó al presidente Truman a lograr la aprobación del Plan Marshall, instó a Ford para que se presentase como candidato a la Cámara de Representantes contra el cacique local de Michigan Bartel Jonknan. Gerald Ford inició su campaña electoral con una actitud claramente internacionalista, corriendo el riesgo de chocar con las tradiciones de un estado del Middle West. No obstante, fue elegido por una mayoría del 60 % de votos.

Diputado y marido,

En 1948 entra en la Cámara de Representantes y contrae matrimonio con Elisabeth Filoomer, cinco años más joven que él, que había sido bailarina de danzas modernas como -discípula de Maríta ,Grahan y diseñadora de modas. Sé había realizado su más caro sueño de la infancia: participar en las actividades del Congreso Americano, como él mismo declaró a Robert Stearns. Como representante de Michigan trabajó en el Congreso en la Comisión de Obras Públicas. En 1951 pasó a la Comisión de Asignaciones que regula todos los gastos federales. También participó en las sub-comisiones del Presupuesto para la Defensa y Operaciones en el exterior.

Es el principio de una carrera silenciosa y sin estridencias dentro de la Cámara. Su nombre era todavía poco conocido y sonaba únicamente en los pasillos de la Cámara de Representantes. En el 85.0 Congreso (1957-1959) fue miembro del Comité de Astronáutica y Exploración Espacial. Adquirió una cierta aureola de popularidad cuando, para ganar la carrera espacial a la URSS, propuso en 1957 la venta de unos bonos científicos. del Gobierno, lo que no le impidió dos años más tarde pedir una disminución de los gastos del presupuesto de Defensa y del Espacio.

Gerald Ford era un representante serio, concienzudo que empezaba a trabajar todas las mañanas a las 8.30. A menudo se llevaba documentos a su casa y pasaba noches enteras en vela, estudiando proyectos de ley y, a veces, bosquejando presupuestos para elevar al Congreso. Sin embargo, estas cualidades no le eran apreciadas, pues una revista te otorgó su medalla de plata, «por ser uno de los mejores jugadores de fútbol de los años 25». En 1960, cuando Richard Nixon se presentó candidato, por primera vez, a la presidencia, los amigos políticos de Ford apoyaron.su candidatura para vicepresidente, pero el Partido Republicano propuso como candidato a Henry Cabot Lodge.

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En 1963 fue elegido miembro de la Comisión Warren que debía investigar el asesinato del presidente Kennedy y, al mismo tiempo, se le nombró presidente del Comité Director del Partido Republicano. Esta carrera fulgurante revela una gran laboriosidad, una enorme paciencia, habilidad maniobrera y una dosis sorprendente de sagacidad y oportunismo, opinan los analistas de la política americana. En 1965 fue elegido jefe del Partido Republicano de la Cámara de Representantes y publicó, con Jhon R. Stiles, un libro titulado Retrato de un asesino. Los enemigos políticos le acusaban de que todas sus propuestas de ley o las enmiendas que presentaba estaban destinadas a conquistarse el electorado de su distrito y de los grupos de presión. También sus biógrafos coinciden en afirmar que, durante los veinticinco años como representante en el Congreso, encaró siempre todos los problemas políticos bajo su prisma electoral. Pero este tipo de acusaciones se lanzan con frecuencia a todos los políticos americanos.

Presidente de la Convención

La situación se invirtió cuando Nixon, una vez más candidato del Partido Republicano, ofreció a Gerald Ford dos veces la vicepresidencia, en 1968, que éste rechazó, prefiriendo permanecer como jefe de la minoría republicana en la Cámara de Representantes. Ese mismo año fue elegido presidente de la Convención del Partido Republicano, cargo para el que fue reelegido en 1972. A consecuencia de la dimisión del vicepresidente Spiro Agnew, Nixon le hizo la oferta por tercera vez y Ford aceptó la vicepresidencia de Estados Unidos en octubre de 1973.

Era la primera vez que se aplicaba la 251 enmienda de la Constitución, que prevé el reemplazo de un presidente o vicepresidente obligado a dimitir. Durante las audiencias que decidieron la confirmación en el cargo, el Congreso sometió la vida de Gerald Ford a un examen sin precedentes. Su integridad moral fue ampliamente demostrada y obtuvo una mayoría considerable en la Cámara y en el Senado. El 6 de diciembre de 1973. fue nombrado oficialmente vicepresidente de los Estados Unidos.

Al poco tiempo de tomar posesión de su cargo, Ford se vio arrastrado por la tormenta del asunto Watergate. Sin embargo, se abstuvo de criticar a Nixon y hasta le defendió, pero a medida que avanzaba la investigación en el Senado y en la Cámara, se encerró en una reserva completa. Nixon dimitió, al no poder desmentir las acusaciones que pesaban sobre él. Gerald Ford asume la presidencia el 9 de agosto de 1974, al mismo tiempo que Nixon volaba en su avión particular hacia su casa de Cafifornia.

Presidente por azar no por elección popular, Ford se afirmó y consolidó en el poder, pese a las sorprendentes medidas que -adoptó- puso fin a Ia disputa nacional sobre el caso Watergate, otorgando un perdón en condiciones al ex presidente.Nixon; mantuvo a Henry Kissinger como secretario de Estado y, a Schlesinger en el Departamento de Defensa. El 3 de noviembre de 1975 sustituyó a Schlesinger por Rumsfeld, debido a las discrepancias crecientes entre estos gobernantes y para lograr la cohesión política de su Gabinete. Esta reestructuración gubernamental fue muy controvertida. El presidente Ford demostró que no quería heredar los ministros de la Administración anterior, sino formar un equipo ministerial con hombres de su confianza. Por otra parte, frente a las dificultades financieras de la ciudad de Nueva York, Ford se negó a prestarle ayuda federal, lo que provocó reacciones violentas. Con esta medida satisfazo a una América rural y provinciana, pero disgustó al comercio y a la banca. Otras decisiones gubernamentales que adoptó fueron vivamente objetadas. Así, la designación inesperada de Rockefeller como vicepresidente y su insistencia para que el Congreso aprobase este nombramiento, pese a las objecciones que existían contra él.

Moderado, conservador, internacionalista, Gerald Ford es un hombre de derechas templado, sin extremismos. Aprobó siempre la concesión de fondos para sostener las aventuras militares en el exterior, tal el envío de tropas americanas a Camboya en 1,970 y el bombardeo de Vietnam del Norte, pero en 1973 votó a favor de la terminación de los bombardeos en Vietnam. A este respecto, su política vietnamita fue bastante ambigua: de un lado criticó la: guerra contra Vietnam por la forma desastrosa en que se llevaba a cabo, pero sostenía al mismo tiempo la necesidad de luchar hasta el fin. Por último, sugirió las fórmulas para retirarse del avispero vietnamita.

Un americano medio

El presidente Ford, pese a estas contradicciones, ha sabido siempre conservar el buen sentido típico del americano medio. Teniendo en cuenta la repulsa que suscita, en el pueblo americano, el político intelectual (eggheads) o los brillantes oradores con acento británico, Gerald Ford responde a la característica clase de político americano que acepta el pueblo. Hace dos años, el actual presidente recibió una América en situación trágica; una presidencia desprestigiada y hundida moralmente; un Congreso todopoderoso que le ataba las manos para gobernar; una inflación galopante; una crisis económica que evocaba la de 1930; el fin trágico de la aventura en Vietnam. El presidente puede afirmar hoy que la situación ha cambiado completamente: América, por primera vez en muchos años, se encuentra en paz y conserva sus alianzas militares; se enorgullece de haber salvado a Portugal de la amenaza comunista; ha recobrado la iniciativa diplomática en el Oriente Medio y ahora en Africa del Sur; la economía se recobra lenta pero seguramente, y el índice de inflación ha descendido; la presidencia recuperó todo su prestigio moral. Sin embargo, Estados Unidos sufrió una derrota en Angala, la situación económica no mejora en forma definitiva; el índice de paro obrero aumenta; la detente con . la Unión Soviética puede estimarse y se registran tensiones entre ambas superpotencias. A pesar de sus discutibles decisiones y de sus torpezas verbales, el juicio general lo resumió el periodista Joseph Kraft: «Un presidente que no lo ha hecho del todo mal.»

En sólo dos años es difícil establecer un balance positivo o negativo de su Gobierno. La prudencia innata, su honestidad y moderación pueden hacer de Gerald Ford un buen presidente para dirigir la gran nación americana. «No quiero una luna de miel con vosotros, quiero un buen matrimonio», dijo a sus antiguos compañeros congresistas. Quizá su forma de Gobierno futura sea conservar la paz interna en América y en el mundo.

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