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Comienza la "cuenta atrás" en las presidenciales norteamericanas

La «cuenta atrás» de los últimos diez días de la campaña electoral norte americana se inició hoy, una vez celebrado el tercer debate entre los dos candidatos presidenciales, que tuvo lugar esta madrugada en Williamsburg ante una audiencia estimada en 85 millones de personas.Los resultados de este último debate determinarán el desarrollo de la campaña en los próximos días. En teoría al menos, ambos candidatos pueden ganar las elecciones si no cometen graves errores durante su enfrentamiento televisual. Según la opinión más extendida, Ford «ganó» el primer debate, mientras que Carter fue el «vencedor» del segundo. La ventaja de uno u otro en el tercer encuentro puede ser la clave del triunfo en la elección del 2 de noviembre.

Televisado en directo a todo el país, el tercer duelo verbal entre Ford y Carter se inició a las dos y media de la madrugada del sábado, hora española, para acabar noventa minutos más tarde.

El escenario en esta ocasión fue el «Phi Beta Kappa Hall», del College de William & Mary, en la ciudad colonial de Williamsburg, Virginia. La Liga Femenina de Votantes, órgano patrocinador de los debates, eligió este lugar porque en él se creó, hace doscientos años, una sociedad secreta, compuesta inicialmente por cinco estudiantes, cuya finalidad era «debatir sin reservas» los temas de actualidad.

Bárbara Walters, una periodista de televisión que firmó recientemente un contrato con la cadena ABC para presentar el telediario de la tarde a cambio de un millón de dólares anuales, fue la moderadora del encuentro. Las preguntas corrieron a cargo de un columnista sindicado, Joseph Kraft; un editorialista del Washington Post, Robert Maynard, y el jefe de la delegación en Washington del diario Los Angeles Times, Jack Nelson.

La moneda al aire favoreció en esta ocasión al presidente Ford, que fue quien inició el tercer debate, mientras que en los dos anteriores fue Jimmy Carter quien hizo uso de la palabra en primer lugar.

Los expertos consideran que el «tono» y la «presencia» de los aspirantes serán esenciales para obtener resultados favorables, y mucho más importantes que las opiniones concretas de cada uno de ellos sobre los temas objeto de debate, que en esta ocasión quedaron al libre albedrío de los periodistas encargados de hacer las preguntas.

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Un estudio sobre los debates anteriores hecho público por un equipo investigador de la Universidad de Nueva York resalta algunos de los cambios observados en los candidatos, entre el primer y el segundo enfrentamiento. Carter sólo miró a la cámara en un 26 por 100 del tiempo que estuvo en imagen durante el primer debate, mientras que en el segundo su mirada se fijó en las cámaras un 85 por 100 del tiempo que éstas le enfocaron. Convenientemente asesorado, Carter redujo en un 50 por 100, en el segundo encuentro, sus citas de datos estadísticos.

El presidente Ford, según el mismo estudio, incrementó notablemente el número de sus sonrisas, tras el correspondiente asesoramiento, que pasaron de ocho, durante el primer debate, a 42 en el segundo, aunque en cualquier caso no pudo superar a Carter, que sonrió a la audiencia 95 veces en el segundo debate.

El vestuario, el maquillaje, las sonrisas, el aspecto de seguridad o de indecisión que haya ofrecido cada candidato durante el enfrentamiento de esta madrugada determinarán, muy probablemente, quien va a ser el próximo presidente de los Estados Unidos, pese al alto grado de abstencionismo electoral que se prevé y de los escasos entusiasmos que ambos levantan, o precisamente por ello.

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