Socialistas y comunistas italianos estudian una táctica común frente al Gobierno

Una importante reunión conjunta, durante la cual se examinaron las medidas de austeridad económica adoptadas recientemente por el Gobierno democristiano de Andreotti mantuvieron ayer los principales dirigentes del Partido Comunista Italiano (PCI) y del Partido Socialista (PS), encabezados por Enrico Berlinguer y Bettino Craxi, respectivamente. Craxi declaró que ambos partidos «valoran de la misma forma» los principales problemas del país.

El comité central del PCI concluyó anteayer un debate interno, en el que el secretario general, Berlinguer, parece haber impuesto sus tesis «moderadas», frente a las «duras» o «combativas» sustentadas por el ala «izquierda», del partido, que representa el viejo líder Luigi Longo.Durante el debate, en el que Longo reclamó la adopción de una línea de oposición absoluta al Gobierno, Berlinguer reafirmó la necesidad de evitar una crisis inmediata de Gabinete, en lo cual coincide, en parte, con la opinión de algunos dirigentes socialistas. El Partido Socialista se ha negado, sin embargo, hasta ahora, a formar un frente común con el PC.

El comité central del PS llevará también a cabo, en los últimos días de este mes, un debate interno sobre la actitud a adoptar frente al Gobierno Andreotti. De ahí la importancia de las conversaciones de ayer entre Berlinguer y Craxi y los demás jefes comunistas y socialistas.

Igual que en el PC, en el PS se advierten también líneas «tácticas» diferentes, sobre todo en lo que se refiere a las medidas económicas y a las relaciones con la Democracia Cristiana en el poder.

De Martino, portavoz de uno de los sectores más radicales y «ortodoxos», ya hace tiempo defenestrado de la cúspide del partido, insiste en la necesidad de un Gobierno de «alternativa socialista», y no de emergencia, que a su juicio. podría conducir a Italia a «otro callejón sin salida».

La «alternativa socialista» que propone De Martino equivale, aunque con un contenido diferente, al proyecto alentado por Longo dentro del PC, que reclama la participación comunista en el Gobierno. Ambos se muestran contrarios a la continuación de un Gobierno democristiano monocolor. En fuentes próximas a Longo se indica, no obstante, que la «alternativa socialista» de De Martino tiene el propósito de «socavar y vaciar desde dentro» al Partido Comunista. Con ese Gobierno, del que probablemente participaría también el PC, se trataría -dicen los comunistas-de superar al comunismo «por la izquierda». La política de De Martino cuenta, fuera del PS, con el respaldo de Benvenuto y de otros líderes sindicales.

El secretario general Craxi se opone, empero, a esa línea y está tratando de «refundar» el partido -según lo ha sugerido en varias ocasiones-, para lo cual desea acercarse al modelo de «socialismo europeo», que le proporcione el respaldo de la socialdemocracia alemana.

«Antes de pretender el poder -manifestó en la última reunión del comité central del PS- debemos convertirnos en una verdadera alternativa del poder». En cuanto a la posición inmediata a adoptar ante el Gobierno y las medidas económicas, su actitud es «paralela» a la de Berlinguer. Lo mismo ocurre con la de la mayoría de los dirigentes de los tres principales sindicatos del país, poco partidarios de presionar a Andreotti con una huelga general.

Se espera, pues, que de las conversaciones conjuntas de ayer entre el PC y el PS salga un acuerdo táctico condicionado entre los sectores «moderados».