Revive la polémica entre el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos de Zaragoza
«Todos somos conocedores de que los actos sociales organizados por el Ayuntamiento van destinados a las familias pudientes y la alta oligarquía de la ciudad y de que las iluminaciones festivas en las calles del centro implican un costoso gasto que no responde a ninguna demanda ni necesidad social». En estos términos se expresa la delegación en Zaragoza del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y Rioja a través de un comunicado en que manifiesta su adhesión con la nota difundida anteriormente por la junta de gobierno de dicha entidad respecto a la organización de las fiestas del Pilar que acaban de cerrarse en Zaragoza.La primera nota oficial del Colegio de Arquitectos de Aragón sobre este tema fue objeto de una dura réplica a cargo de la delegación de festejos del Ayuntamiento de Zaragoza que se hizo pública el mismo día 12 de octubre. Ahora, los arquitectos insisten en la polémica diciendo que ya es llegada la hora de que las fiestas patronales de Zaragoza adquieran un carácter auténticamente popular.
Señalan también los arquitectos, aludiendo a la réplica municipal del día 12, que no cabe en absoluto comparación de ninguna clase entre la representatividad de los cargos elegidos democráticamente para el Colegio de Arquitectos, y la representatividad oficial de los ediles en el Ayuntamiento de Zaragoza con respecto al total de la población de la ciudad. Acusan, asimismo, al Ayuntamiento de pretender responsabilizar a los arquitectos zaragozanos del caos urbanístico actual. «Somos conscientes -dicen- de que nuestra propia profesión está montada en esencia al servicio de esos intereses (los del máximo beneficio y la especulación), lo que a la generalidad de los arquitectos produce una profunda frustración y contra lo que nos rebelamos con nuestras denuncias intentando buscar el camino para el ejercicio de una función al servicio de la sociedad». «No dudamos -añaden- de que en el momento que alcalde y concejales sean elegidos democráticamente por la ciudad y respondan ante la misma de su gestión, esta función de denuncia quedará definida por lo que demande la nueva organización social».
Más adelante señalan que el Ayuntamiento zaragozano ha gastado en los últimos doce meses más de 130 millones de pesetas en «festejos y gastos voluntarios no necesarios». Frente a este desembolso, los arquitectos aluden a las graves necesidades en material de puestos escolares, restricciones de agua y deficiencias en el servicio eléctrico de los barrios, así como a carencias en otros equipamientos comunitarios, que permanecen sin cubrir o que son sufragadas con fondos procedentes de los créditos obtenidos por la Corporación.
El tema relativo al enfrentamiento dialéctico entre el Ayuntamiento y el Colegio de Arquitectos, que se suponía zanjado, vuelve a estar presente y no se descarta ahora la posibilidad de una nueva contrarréplica por parte de las autoridades municipales.
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