La defensa del Español regaló el partido
Gracias a espectaculares fallos defensivos del Español, el Atlético se ha anotado sus dos primeros positivos del campeonato. A favor de las circunstancias, el equipo de Luis hizo un buen partido, tranquilo y con un fútbol suelto en el que destacó de forma especial Leivinha. Caso de haber forzado, el Atlético pudo conseguir una goleada aún más amplia.Se supone que el Español es uno de los equipos más fuertes del campeonato. Es una impresión que debemos conservar aun después de ver, como vio todo el que lo quiso por televisión, su desastroso partido ante el Atlético. Faltaron en la formación inicial, sus dos mejores hombres a mucha distancia de los demás, Caszely y Solsona, y su portero titular, Borja. Y faltó, a partir del minuto veinte de juego, el hombre más seguro de su defensa, Ferrer Demasiadas bajas que vienen a justificar su hundimiento completo ante el Atlético. al menos en parte.
Había planteado Santamaría un encuentro cauto con sólo dos delanteros en punta, Jeremías y Marañón, con el retraso del extremeño Cuesta al centro del campo donde cooperaba con Ozorio. José Manuel y Ortiz Aquino en la creación de juego. El Atlético, como siempre hace fuera de casa. atacaba también con sólo dos hombres. Leivinha y Rubén Cano.
Faltaba por ver lo que podía hacer el Atlético. Desde el principio dio la impresión de jugar más suelto que otras veces. con mejor tono por parte de Leivinha y con aplomo, pero le faltaba decisión para lanzarse al ataque por temor a descubrirse demasiado o por falta de la confianza precisa, lógica consecuencia de los flojos partidos que hasta ahora ha hecho. Pero al Atlético se le resolvieron los problemas con la lesión de Ferrer, que forzó a la inclusión de Fernández Amado en la media y al retraso de Ortiz Aquino en la defensa. Una vez fuera el jugador lesionado, el Español abrió de cuando en cuando tremendos agujeros en su defensa, que el Atlético aprovechó para anotarse goles tranquilamente, sin esfuerzo. Al minuto de comenzada la segunda parte ya contaba con tres, y se pudo permitir el lujo de adornarse en algunas fases de esta segunda mitad con un juego bonito y fácil, aunque cómodo, porque al fin y al cabo el partido estaba largamente ganado y había que reservar fuerzas que falta pueden hacer mañana. Y había que preservar las piernas de la furia enloquecida de Fernández Amado que, ante la complacencia de Guruceta, procuró patear de mala manera a todo el que encontraba cerca. El Atlético, agresivo y peleón, casi siempre, no le dio la menor importancia al asunto y sus hombres se limitaron a soportar sus patadas como se soportan las rarezas de un excéntrico cuya compañía no se puede evitar. Aparte de esto, todo transcurrió con normalidad, interrumpida sólo por un penalty que Guruceta se inventó, no se sabe con qué fines, y un precioso gol final de Ayala que establecía una distancia final de tres goles que hay que estimar como justa. El Atlético había conseguido sus dos primeros positivos en un partido sin apenas desgaste (Luis se permitió el lujo de retirar a sus dos delanteros bastante antes del final) y pareció a punto de alcanzar su mejor forma.
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