Escribe la Alianza Popular
En la página 6 del número de EL PAIS correspondiente al 10 de octubre de 1976, se publica un editorial titulado "La derecha sin líderes", dedicado a la alianza Popular, y que requiere, entre otras, las siguientes puntualizaciones:1ª.- El editorialista califica de «totalitaria» y, dos veces, de «neo-fascista», a la Alianza, ambos epítetos, por su intención peyorativa, y su falta de verdad, solo demuestran pobreza dialéctica. Se acude a veces a la ofensa cuando se carece de argumentos. En nuestro Manifiesto hay una expresa condena de la violencia física y de la verbal porque nos parece que no constituyen un método democrático.
2ª.- Son posiciones políticamente totalitarias las que, como la comunistas, ampliamente ejemplificadas en el este de Europa, niegan el pluralismo político y proscriben la discrepancia. Ahora bien, nuestro Manifiesto dice: «Afirmamos nuestra voluntad de diálogo con todos los grupos y sectores democráticos del país». La imputación es, pues, absolutamente falsa.
3ª.- Lo de «neofascistas» es la acusación que los comunistas suelen aplicar a todos los que no les hacen el juego. Es una argumentación de guerra; pero que no es de recibo pacífico. De fascistas han sido acusados en el Este incluso Adenauer y De Gaulle, creadores de dos grandes democracias europeas. El editorialista expresa su deseo de que exista «Una derecha capaz de hablar con los partidos de izquierda, el comunista incluido». Hay que ser ingenuo para creer en la capacidad dialogante del comunismo. La invitación no nos hará caer en ella. Nada, pues, en nosotros de neofascistas ni por el programa, ni por el lenguaje. Analícese, en cambio, semánticamente el autor del artículo, y comprobará cuántas similitudes hay entre su prosa y la de los movimientos que dice condenar.
4ª.- Se acusa a los firmantes de haber «encarcelado y vejado a ciudadanos». Vamos por partes. ¿A qué ciudadanos han encarcelado dos ex ministros de Obras Públicas, un ex ministro de Trabajo y otro del Plan de Desarrollo y un diplomático? Y ¿qué ex ministro de la Gobernación, de quien dependen las Fuerzas del Orden Público, no ha tenido que aplicar alguna vez las leyes que autorizan la privación de libertad? Cítese un sólo ejemplo en cualquier lugar del mundo.
Sofisma, pues, al servicio de una táctica agresiva.
5ª.- ¿Vejaciones? ¿Cúales y a cargo de quién? Lo que sí resulta vejatorio para la Alianza Popular es el editorial de EL PAIS, virulento en el fondo y en la forma, gratuito en las acusaciones, y sin indicios de capacidad dialogante y de espíritu liberal.
6ª.- Se dice que la democracia «que ofreció el viernes pasado el señor Fernández de la Mora en el Consejo Nacional del Movimiento, es la democracia orgánica». Tampoco es verdad. En su discurso, distribuido a todos los medios informativos. dijo: «Entiendo que la representación inorgánica debe ser complementada por la orgánica y por la plebiscitaria». Y afirmó «su aceptación del bicameralismo» del proyecto, en el cual se establece un Congreso de sufragio universal inorgánico.
7ª.- El editorialista pretende dividir a la Alianza afirmando que «tres de los peores enemigos históricos y políticos» de Fraga son Silva, López-Rodó y Fernández de la Mora. La íntima y nunca interrumpida amistad de algunas de estas personas con Fraga se remonta a la juventud. Y que la conjunción política existe lo demuestra el Manifiesto. ¿Será, acaso, que se pretende desunir a los que están unidos? ¡Triste maniobra en una España que tan necesitada se encuentra de ensanchar solidaridades, de subrayar coincidencias esenciales, y de superar discrepancias adjetivas! Estimular los fraccionamientos es antiliberal por lo que entraña de incomprensión; y es antidemocrático por lo que supone de atomización partidista, y de subsiguiente ingobernabilidad. Así no se fomenta, sino que se torpedea a la democracia.
8ª.- Hay en el editorial una idea dominante: la de eliminar de la convivencia española a todos los que hayan tenido alguna relación política con el Estado de las Leyes Fundamentales vigentes. La técnica de las purgas es de lo más antidemocrático. Pero, además es negativa, porque supone proscribir a toda la clase política con experiencia, a condenar cuarenta años de la vida de un pueblo, y a propugnar la ruptura total con una legitimidad que es en la que se apoyan la Corona y la propia reforma política en curso. Demasiada destrucción. Alianza Popular, por el contrario, no aspira a silenciar a EL PAIS y siente que el editorial no utilice algún argumento sobre el que se pueda montar un diálogo constructivo en relación con el Manifiesto. Sólo así se crea el estilo democrático que tanto necesitamos.
9ª.- Y, finalmente, EL PAIS, afirma que la Alianza «tiene muy escasa oportunidad electoral». Si es un deseo, el periódico niega su pretensión de «independiente ». Si es una profecía, en las urnas nos veremos. En cualquier caso, si la Alianza tiene tan exiguo respaldo, ¿por qué tanto espacio y tanta pasión dedicados a denigrarla y escindirla?.
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