Aparece una corriente "moderada" en el neofascismo italiano
En el seno del partido neofascista Movimiento Social Italiano-Derecha Nacional (MSI-DN), se ha creado una nueva corriente moderada denominada «democracia nacional», que quiere ante todo la desfascistización de las estructuras del partido.
Su líder es el senador Mario Tedeschi, 52 años, director del semanario político Borguese, el más moderado de los «moderados», quien condenó el raid electoral de Saccuci, el cual costó la vida del estudiante comunista Luigi de Rossa.La ocasión la ha dado la elección del representante del partido para el Parlamento europeo de Estrasburgo. El secretario del partido, Giorgio Almirante quería imponer a Pino Romualdi, el líder del ala ultranzista, de los violentos nostálgicos del fascismo, de la República de Saló. Ha sido elegido, sin embargo, Alfredo Covelli, ex líder del Partido Monárquico y actualmente presidente del MSI-DN.
Los moderados de Tedeschi le han ganado, pues, el primer round a Almirante, pero están decididos a dar la batalla a fondo en el próximo congreso, que se celebrará en noviembre para que los delegados sean elegidos democráticamente. Con Tedeschi están Giovanni Roberti, 67 años, napolitano, líder de la CISNAL, la gremial missina. Y Ernesto de Marzio, 66 años, de sorprendente parecido físico con Mussolini, con su prognatismo maxilar y la cabeza rapada.
Almirante, que hasta ahora seguía una política de equilibrio entre los «duros» y los «moderados», corre el riesgo de perder la secretaría, ante la presión de los moderados. Con él se ha aliado al parecer Pino Rauti, quien habiendo abandonado «Orden Nuevo», ha fundado en el partido la «línea futura», una corriente que comprende extremistas de Lucha Popular y de Año Cero, escuadristas y violentos de la cachiporra o la estaca que alimentados por el filósofo de extrema derecha Julius Evola quieren que el «lupemproletariado» luche contra «el sistema burgués marxista», bajo el lema «disciplina, jerarquía y selección».
Búsqueda de un frente anticomunista
Los moderados quieren sacar al partido del aislamiento político casi endémico en que se encuentra, proponiendo en primer lugar «una alianza sin contrapartida a la Democracia Cristiana». Sueñan con un frente anticomunista que iría desde «democracia nacional» al Partido Republicano y Socialdemócratico, pasando naturalmente por la Democracia Cristiana. Dicho frente podría contar en el Parlamento con la mayoría absoluta: 320 escaños de 630 en la Cámara y 158 de 320 en el Senado. Hablando, sin embargo, con los pies por tierra y sobre hechos políticos y no los ideales no se entiende cómo los republicanos y los socialdemocráticos aceptarían a tales compañeros de viaje.Hay quien ve con buenos ojos, sobre todo entre la Democracia Cristiana, los deseos de democratización de los neofascistas. Que la operación resulte depende un poco del moderado Gastone Nencioni, un toscano de 66 años, que tiene los cordones de la Bolsa. En el pasado fue él quien obtuvo financiamientos de cierto patronato del petróleo de la industria química. Por eso, se ha opuesto siempre a los «ultras» que arremeten a testuz baja contra el marxismo y a la vez contra el capitalismo.
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