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Zamanillo vincula el atentado con "la política suicida del Gobierno"

Un ataque a la política suicida del Gobierno, a cargo del señor Zamanillo, y la réplica de Fernando Suárez manifestando la necesidad de apoyar al Gabinete, marcaron los limites de la breve sesión de la comisión de Leyes Fundamentales y Presidencia del Gobierno, que condenó ayer tarde, en las Cortes, el incalificable crimen que costó la vida el lunes pasado a Juan María de Araluce. La comisión dio su conformidad a la creación del Colegio Oficial de Físicos, tema que motivaba la sesión.La comisión de Leyes Fundamentales y Presidencia del Gobierno es la que tendrá a su cargo el dictamen del proyecto de ley de reforma política. No sólo por su denominación, sino también por sus competencias y por los miembros que la integran, es la comisión legislativa con mayor peso específico de las Cortes. Su reunión, con objeto de dictaminar la proposición de ley sobre creación del Colegio Oficial de Físicos, era esperada con interés, por cuanto podía ofrecer la reacción más legitimada del Régimen ante el atentado del lunes.

La comisión estaba convocada para el martes, pero fue aplazada en señal de duelo, y se pensó que esta decisión contribuiría a aplacar los ánimos. Sin embargo, ayer existía expectación entre los procuradores y los que se encontraban a las cinco de la tarde en el bar de las Cortes se apresuraron a dirigirse a la sala de sesiones, en cuanto sonaron los timbres. Nadie quería perderse el comienzo de la sesión.

Previamente, en el bar, surgió, una vez más en aquel recinto, la palabra crisis, si bien en esta ocasión ofrecía las características más de un deseo que de una premonición.

Entre los notables del Régimen presentes en la sesión se encontraban los señores Utrera, García y Rodríguez-Acosta, Iniesta Cano, Rodríguez de Valcárcel, Díaz-Llanos, López Rodó, Salas Pombo, Fernández Victorio, Oriol (José María), Solís (José), García Ribes, Lamo de Espinosa. Sólo dos mujeres: Pilar Primo de Rivera y Belén Landáburu.

Abrió la sesión Gregorio López Bravo, presidente de la comisión, quien dedicó un recuerdo emocionado a Juan María de Araluce, consejero del Reino y miembro de la comisión que estaba reunida. Le calificó de hombre ejemplar en todos los terrenos, así como de patriota intachable, cuyo asesinato había de condenarse de la manera más enérgica. Propuso que constara en acta dicha condena junto a la esperanza de que en esta ocasión el incalificable crimen no quede impune.

La comisión dio muestras de asentir a la propuesta de su presidente. El señor Alvarez Molina pidió que el acuerdo afectara también a los cuatro agentes del orden asesinados, a lo que el señor López Bravo replicó que por supuesto.

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Seguidamente pidió la palabra el señor Zamanillo, quien invocó las relaciones políticas especiales que le unían con el señor De Araluce, requeté, tradicionalista y cofundador, con él, de Unión Nacional Española (UNE), de la que el señor Zamanillo es vicepresidente. Expresó su total y absoluta discrepancia con la política suicida del Gobierno, que nos lleva -dijo- a hechos como el ocurrido, mientras el Gobierno continúa dedicándose a declaraciones altisonantes y palabrería hueca.

El señor Zamanillo criticó especialmente la última declaración del Gobierno a raíz del atentado, y calificó de absolutamente inaceptable la expresión de que «el Gobierno no caerá en la trampa que se le tiende». «¡Los que cayeron en la trampa -dijo elevando la voz fueron los cinco asesinados! ». Un aplauso, iniciado en la parte de ,atrás de la sala, y que no fue seguido por todos los miembros de la comisión, subrayó estas palabras.

Fernando Suárez se levantó a continuación para mostrarse de acuerdo con las palabras del señor López Bravo y manifestar su desacuerdo con las del señor Zamanillo sobre la política suicida del Gobierno. Recordó que con Gobiernos anteriores también se habían producido hechos similares, y declaró inadecuado que se extraigan consecuencias contra el Gobierno en un momento en que el Gobierno necesita los mayores apoyos para encontrar medios razonables de organizar la convivencia.

Por su parte, el señor Díaz-Llanos que poco después de la sesión reuniría a los miembros de su grupo -Acción Institucional- logró que se incorporara al acuerdo adoptado por la comisión el deseo de que el Gobierno tome todas las medidas que el Estado pone a su dispoción. En los pasillos de las Cortes se interpretaba esta petición como una petición de que no renunciara a aplicar el estado de excepción.

El señor Garicano quiso dejar constancia de que se aprobaba la propuesta del señor López Bravo, pero no la del señor Zamanillo, con cuyas manifestaciones -dijo- muchos no estamos de acuerdo. A su espalda, el marqués de Valdeiglesias le replicó que otros sí, y que sólo mediante una votación se podría saber cuál era la opinión mayoritaria.

El señor López Bravo, que dirigió la sesión con gran tacto y diplomática habilidad, dejó claro lo que se acordaba y estimó no conveniente abrir un debate sobre esta cuestión.

Por último, y a la vista de que no existían enmiendas a la proposición de ley sobre creación del Colegio de Físicos, se dio por dictaminada, tras una breve intervención del señor Díaz-Llanos, que se mostraba contrario a la proposición, pero que se manifestó convencido por los argumentos del señor Sancho Rof. primer firmante de la citada proposición de ley.

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