_
_
_
_
Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El oro de Moscú

Parece que reparten otra vez oro de Moscú y la gente anda a la rebatiña, como en los bautizos.-Pues a su periódico de usted le han metido una inyección de millones, en rubios- dice el quiosquero mientras me da EL PAIS, y deseoso el hombre de que sea verdad.

Le muestro los desmentidos del propio periódico, pero le pago el ejemplar con un rubio, de modo que el hombre se queda en la duda. Anoche cenamos con Sebastián Auger.

-Tú sí. que sabes, macho -le digo-. Ya sé que lo tuyo son ochenta millones del PC.

Lo desmiente asimismo de modo fehaciente. Observo a ver si paga la cena en rublos, pero resulta que paga con una tarjeta de crédito.

Iba yo a comprar el pan y me encontré con mi espía croata:

-Iba usted descaminado. Lo de Sebastián Auger es cosa del Banco Popular.

O sea la Santa Banca. Empiezo por no creer en nada de lo que me dicen. Y menos en mi espía croata. Le pago, de modo que no tengo obligación de creerle.

-Pero en Guadiana y en Posible sí que han metido pasta los rojos.

-Perdón, en Posible ha sido Marisol, que después de realizarse como madre, ahora se quiere realizar políticamente.

El oro de Moscú zumba por todas partes. A mí todavía no me ha llegado una chapa. Dice el espía croáta que ya está la lista completa de la Lockheed, con algún Opus entre ellos. Que López Rodó va hacia el poder a través de la editorial Rialp. donde sacará algunos libros, que se han suprimido de las supuestas memorias de Franco las supuestas críticas a un supuesto Opus político, que parte de la prensa catalana está ya en manos católico-financieras y que el Consell ha prevaricado. Lo que no es capaz de completarme el espía es la alineación del Madrid para el domingo.

A lo que iba, Marcelino, macho, y lo mismo tú, Ramón, y toda la peste esa de rojos, que estoy sin un clavo, que a mí no me ha llegado una rupia, que sigo recibiendo anónimos heroicos de los ultras que no firman (a lo mejor porque no saben), pero aquí Moscú no se explica.

O sea que tomé el teléfono rojo:

-Sí, señorita, con el Kremlin. Nada, camarada, que si no llega la pasta me paso a la Santa Alianzà.

Dicen que si el giro no ha llegado será por la huelga de carteros. Lo mismo que Nadiuska con las cartas, que al fin y al cabo Nadiuska tiene el nombre soviético. Las mujeres y los políticos están utilizando la huelga para no poner una postal ni un giro. Pero ya me estoy yo cansando.

El oro de Moscú, el oro de los jesuítas, el oro de la derecha, el oro del Opus. En España, país pobre, siempre andan navegando por ahí, como bancos de sardinas, unos bloques de monedas de oro a los que yo nunca he echado mano. Parezco tonto. Me lo dijo Pitigrilli una vez, cuando nos presentó Alvaro de Laiglesia:

-Un banco de sardinas no es más inteligente que una sola sardina.

Bien, pues yo debo tener la inteligencia de una sardina, porque me pasa con el oro de Moscú como en los bautizos de mi infancia: que jamás cojo una perra en la rebatiña.

-A lo mejor es que el oro de Moscú no existe- me dice mi señora para tranquilizarme.

Cuando las ideas de un periódicoo de un individuo empiezan a ser molestas e irrefutables, se las desautoriza con la fábula de¡ oro de Moscú. Es lo más cómodo y lo más barato. Un oro que no cuesta nada. Un oro que fabrican por la noche, en la cocina de su casa, los monederos falsos de la calumnia. Ya se lo dijo Voltaire a los chicos del TEL «Calumnia, que algo queda». Pero a mí me calumnian y no me queda ni una chapa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_