Los impuestos y la moral sexual saltan al primer plano de la campaña
Los impuestos y la moral se han convertido en los temas principales, de discusión que enfrentan a los dos candidatos a la presidencia, en vísperas del primer debate televisado, que se celebrará en la noche del jueves y que, finalmente, será transmitido por las cuatro grandes cadenas nacionales.
El presidente Ford acusó a su adversario de planear un aumento de los impuestos, que afectaría principalmente a la clase media, a las familias con ingresos anuales entre diez y quince mil dólares, lo que supone aproximadamente la mitad de los contribuyentes del país. Por su parte, Jimmy Carter dijo que la Administración republicana había creado un sistema fiscal que beneficiaba a los sectores sociales con mayores ingresos económicos.
El tema de los impuestos será uno de los más importantes a debatir por los candidatos en la noche del jueves, y, según todos los indicios, será el presidente Ford quien lo suscite, ya que piensa que la política fiscal es un campo en el que puede salir victorioso de un enfrentamiento con Carter, principalmente a causa de unas declaraciones del candidato demócrata en las que éste manifestó que no pensaba que la familia media americana quisiera ver disminuir el volumen de sus impuestos.
Carter, en cambio, presentará su principal batalla en el tema de la política económica, acusando a la Administración Ford de falta de un liderazgo fuerte y de haber causado graves perjuicios económicos al país, fundamentalmente a causa del incremento del desempleo. La frecuente utilización por Ford del derecho de veto presidencial, en lo que ha batido todos los records, será también utilizada por el candidato demócrata para acusar al presidente de gobernar contra la voluntad popular, representada en el Congreso.
El importante tema de la política fiscal quedó, sin embargo, desplazado de la atención de la opinión pública, a raíz de las sorprendentes declaraciones de Jimmy Carter a la revista Playboy, en las que se refirió ampliamente a ternas morales y religiosos y reconoció «haber cometido adulterio mentalmente» y «haber mirado a muchas mujeres con deseo». Los medios informativos comentaron ayer estas declaraciones de Carter con calificativos que varían desde «ingenuo» hasta «sincero», pero coincidiendo todos en lo inusual y seguramente inoportuno de tales afirmaciones para un candidato a la presidencia.
Ford también se refirió a temas morales en una entrevista publica da ayer por la revista Ladies Home Journal, en la que el presidente declara que «protestaría enérgicamente» si se enterara de que su hija Susan, de 19 años, tenía un « affaire» amoroso. La señora Ford se había manifestado en sentido contrario, hace unos meses, cuando dijo, en otra entrevista, que «no le sorprendería» enterarse de que su hija mantenía relaciones amorosas con algún joven, afirmación que le valió duras críticas por parte de los sectores conservadores.
Sin embargo, mayores problemas que la conducta moral de su hija pueden causarle al presidente Ford las revelaciones hechas ayer por un alto directivo de la compañía US Steel de que, entre l964 y 1971, había pagado varios fines de semana del entonces congresista Gerald Ford, cuando éste iba a jugar al golf a un club de Clementon, en Nueva Jersey.
En unas declaraciones hechas a la agencia Upi, William Whyte, actual vicepresidente de la US Steely anteriormente jefe del «lobby» del acero en el Congreso, dijo que había pagado personalmente varios fines de semana deportivos del señor Ford en la época en que éste era miembro de la Cámara de Representantes. En 1968, la Cámara adoptó un código ético en el que se prohíbe a los representantes aceptar regalos o cualquier tipo de favores procedentes de personas o corporaciones que tengan intereses directos en la legislación hecha, por el Congreso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.