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Los vecinos dicen "no" a la expropiación

Desde hace tiempo, los campesinas de la parroquia de San Román das Encrobas, en el municipio coruñés de Cerceda, vienen protestando contra el proyecto de Lignitos de Meirama, del grupo Fenosa, de expropiar sus tierras para explotar la mina con la que pretende alimentar una central térmica en proyecto.

«Nosotros -declararon varios vecinos a este periódico- no queremos que se nos eche de nuestras propiedades por cuatro perras que nos señala la expropiación forzosa. Lo que pedimos es que nos trasladen a otras tierras y a otras casas semejantes a las que tuvimos aquí toda la vida. ¿Qué vamos a hacer nosotros con el poco dinero que nos dan y sin saber hacer otra cosa que cultivar la tierra? Nuestra vida estaba en esta parroquia y, si nos echan para explotar los lignitos, que nos manden a otro sitio donde podamos seguir viviendo con los medios que saberlos explotar que son la agricultura y la ganadería.»El conflicto se agudizó de manera especial al presentarse la empresa expropiadora, el jueves pasado, protegida por la Guardia Civil para ocupar las tierras. Desde la primera hora de la mañana, unos 150 vecinos permanecieron en guardia armados con diversas herramientas de labranza. «Por aquí no pasarán -decían los más atrevidos-. Nosotros no vamos a dejar que nos pisen y que quede bien claro que si el orden público se altera no será por nuestra culpa».

«En su opinión» la empresa no puede decir que tuvo contacto con el pueblo de Encrobas, ya que ninguna persona aislada puede representar a la parroquia a su antojo dando precios sin contar o consultar a los propietarios afectados. El mismo día, Comisions Labregas decía en un comunicado que «los labradores de Encrobas siempre manifestaron sus deseos de solución pacífica y lo que piden es justo».

El jueves llegaron los representantes de la empresa con ocho números de la Guardia Civil. El diálogo entre las partes fue una auténtica muestra dramática de la situación en la que se desenvuelve la sociedad gallega. Ejecutivos de Lignitos de Meirama y autoridades hablando, por un lado, en oficialísimo castellano, para hacer vanos intentos de convencer a los paisanos acerca de la conveniencia y necesidad social de ocupar las tierras. «La energía es un bien nacional y hay que facilitar su producción. A usted le gusta llegar a su casa y encender la luz», decía un ejecutivo a uno de los campesinos. «Pero si no tenemos luz», contestaba en tono patético el interpelado.

Gracias al alcalde de Cerceda, al final, no hubo ocupación de las tierras por ahora.

El acuerdo consiste en que la empresa no va a ocupar las tierras sin haber intentado antes una negociación con los afectados. Para ello, los llamará en su momento con el finde discutir un acuerdo.

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