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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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El divorcio

Asisto al estreno de La piel del limón, de Jaime Salom. Trata el tema del divorcio. El propio autor parece que tiene problemas matrimoniales:-¿Usted cree que nos va a contar su caso?-, me pregunta en el vestíbulo del teatro la estrenista añosa, a la que nadie se ha decidido nunca a estrenar.

También saludo en el vestíbulo a un crítico de teatro que asímismo viene acompañado de su nueva frontera matrimoniales:

-Yo creo que no es para tanto eso del divorcio- comenta la gente en el saloncillo lleno de divorciados.

En cambio, no ha venido al estreno Paco García Salve, el cura rojo que se quiere casar. Ya sólo se casan los rojos y los curas. El obispo de Segovia, que al parecer entiende en el caso de García Salve, dicen que da plazos a la secularización del jesuita marxista. La Iglesia no sólo pone dificultades para divorciarse, sino que también las pone para casarse. A la Iglesia parece que le gustan las dificultades.

-A mí me echaron del Partido por irme de piculinas- me dice un ex marxista famoso.

-Pues a mí me echaron del Niño Jesús de Praga por lo mismo- le explico para confortarle.

El divorcio. La píldora. El aborto. El erotismo. La sexualidad. El amor libre y el otro. La Iglesia ya no tiene respuestas para tantas preguntas. La Iglesia ha dado algunos pasos al frente en lo social, pero en lo que ellos llaman lo moral, o sea el sexo, siguen en San Agustin, que era un misógino como Baroja, pero sin boina.

-No sé qué más quiere usted. En lo verde han abierto mucho la mano.

Claro, y Pilar Bayona nos pone el epigastrio en la boca con un desnudo final e inesperado, en la comedia de Jaime. Me gusta ese desnudo porque el guión no lo exige en absoluto, sino que lo rechaza. La estrenista que decía antes pegó un grito freudiano. Esta Pili era la compañera de Mili. Mili dicen que ,cometió la aberración de casarse. Pili, más sensata, ha sentado la cabeza y anda desnudándose por los teatros.

En el entreacto, en el vestíbulo, se habla del discurso de Suárez y del divorcio. Yo, personalmente, prefiero menos pornografía hortera en los quioscos y más seriedad y libertad a la hora del divorcio. Si al español postfranquista y predemócrata se le sigue estimulando con los senos líricos de Victoria Vera (que estaba en el estreno), y que le son ya más familiares que los de su santa esposa, pero se le enchiquera desde siglos en una moral sexual de anacoreta reprimido, el día que pegue el petardo erótico va a haber cadáveres de respetuosas en la Costa Fleming. Normal.

-Suárez ha hablado de elecciones, reforma política y proyectos de ley.

-¿Y de la píldora no ha dicho nada?

La gente está a lo suyo. Somos una sociedad victoriana, pero victoriana de Victoria, Vera. Y los santos padres siguen obstinados en que guardemos la castidad periódica, la fidelidad a ultranza y el rosario en familia. Me lo dijo Simone de Beauvoir aquel verano que estuve en Francia trabajando en la vendimia con los Domecq, que también iban de braceros, los hombres, a jornal:

-Mon petit, llega un momento en que acostarse con la propia esposa es casi incestuoso.

Con esas ideas, no me extraña que el alcalde de Santander pusiera el grito en el Sardinero cuando le dijeron que venía la Beauvoir Claro que mejor que el divorcio tenemos el adulterio, que es una institución más española y discreta. De mejor gusto. Si durante siglos nos ha ido bien con el adulterio como complemento del matrimonio, ¿para qué meternos ahora a legislar el divorcio, que es una cosa extranjera, laica, pornográfica y volteriana, y que además hacen falta tantas pólizas para el papeleo? Una piculina no te exige pólizas.

Entre adulterio y divorcio, nuestra sociedad puritana optó hace mucho por lo más discreto. Pero vamos para adentro, que empieza el segundo acto. Está bien el desnudo de Pili, pero le falta algo. Le falta que hubiera venido también a desnudarse Mili.

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