Los sindicatos británicos inician una campaña contra el fascismo
Los sindicatos y el Partido Laborista británico han iniciado una vigorosa campaña, contra los grupos fascistas de Gran Bretaña, como el «National Front» el «National Party», que en estos momentos tratan de capitalizar la crisis de desempleo que padece el país para fomentar una reacción racista en las islas. En el Congreso de las «Trade Unions Sindicatos», iniciado anteayer en Brighton, se aprobó una moción para pedir al Gobierno que prohiba las manifestaciones de los dos partidos de extrema derecha.Gran Bretaña podría asemejarse a la Alemania nazi de los años 30 si continúan siendo pemitidas las actividades de grupos políticos de extrema derecha cuyos principios se basan en la lucha contra los emigrantes y en presupuestos racistas.
La demanda para que el Gobierno prohiba las manifestaciones y las marchas del «National Front» y del «National Party», los partidos de derechas, más poderosos de Gran Bretaña, fue hecha ayer por un líder sindical durante el segundo día del congreso que Ias «Trade Unions» hacen en Brighton, Inglaterra. La propuesta fue aprobada por unanimidad.
Según Bill Keys, el líder sindical, los modos y las actitudes de ambos partidos no se diferencian en nada de las que adoptaban las multitudes hitlerianas en la Alemania nazi. Frecuentemente, las calles de Londres y de otras ciudades británicas se llenan de simpatizantes de aquellos partidos, quienes, con los brazos en alto y con pancartas de contenido racista, se manifiestan libremente contra los emigrantes que habitan en el Reino Unido. Poco a poco el "National Front", que es el más importante de los dos grupos citados, ha ido ganando una fuerza considerable, incluso a nivel electoral. La propaganda que despliega es poderosísima: vallas, paredes, postes automóviles muestran sus divisas. Incluso ya tiene su héroe, el racista de Birmingham, Robert Relf, que estuvo en, la cárcel en huelga de hambre por negarse a retirar de su jardín un cartel en el que anunciaba que vendía su casa «sólo a una familia inglesa».
No es la primera vez que se producen en Gran Bretaña llamamientos para desautorizar a estos grupos de extrema, derecha. Hace unos días, el Partido Laborista lanzó una campaña contra el racismo."En el acto de presentación del documento publicado para sentar las bases de esa campaña, el minístro Tony Benn, de la izquierda del partido, dijo que los movimientos racistas que persistían en este país no eran sólo una amenaza contra la convivencia humana, sino contra la idea de democracia que prevalece en el Reino Unido. Si el Gobierno no atiende estas peticiones y sigue permitiendo la existencia del «National Front» y del «National Party» lo que tanto laboristas como sindicalistas piden a sus afiliados es que hagan lo posible por impedir que en las localidades que habitan se alquilen locales y se autoricen manifestaciones que propicien el crecimiento de los dos partidos.
Lo que nosotros pretendemos, dijo Tony Benn, en el lanzamiento de la campaña laborista, es mostrar a los británicos, que son básicamente decentes, civilizados y tolerantes, que la propaganda racista es tan peligrosa para ellos como lo es para las comunidades minoritarias.
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