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Clamorosa faena de El Viti

, La corrida comenzó en el cuarto toro. El Viti, con la muleta en la mano izquierda, se dobló con el toro perfectamente y remató con un pase de pecho clamoroso. Luego vendrían derechazos templadísimos. Ligó el afarolado con el de pecho, la plaza era un clamor, el público paladeaba cada instante de la gran faena; El Viti, totalmente entregado a su creación, estuvo artista impar. El broche de los naturales apretados, lentos, que ligó siempre con el de pecho, fueron de gran hermosura. Luego vinieron los adornos torerísimos a dos manos; lástima que esta faena no la hubiese hecho en Madrid y ante un toro, porque lo que hizo, de indudable torería, fue ante un animalito flojísimo. Tampoco con el estoque se puede decir que refrendara la gran faena, pues la espada quedó atravesada, que sacó El Viti astutamente. Antes, en el primer toro, otro animalito que, no se tenía en pie, hizo una faena correcta ante la indiferencia del público.

Ayer en Colmenar Viejo, primera de feria

Toros de Antonio Arribas para El Viti, Angel Teruel y Niño de la Capea.El Viti.- Pinchazo y media (palmas y pitos), metisaca y descabello (dos orejas y rabo que entregó a un peón). Angel Teruel.- Estocada delantera y atravesada (dos orejas protestadas que entregó a un peón, y vuelta); pinchazo, rueda de peones y bajonazo (bronca). Niño de la Capea.- Pinchazo, estocada y rueda de peones (oreja protestada que entregó a un peón, y vuelta al ruedo); bajonazo (bronca). Los toros: invalidos y sospechosamente romos. Sin dificultades en la muleta. Aceptables de presencia sin ser gran cosa.

Mal Angel Teruel. Con las banderillas, el cuento de siempre. Clavó mal y a cabeza pasada y auxiliado por un peón, mientras el toro rodaba por el suelo. La faena la hizo sobre la derecha; empezó bien los muletazos, pero sin rematar, dado que llevaba la muleta a media altura. Con el quinto, un animalito que planteó más dificultades que los otros, estuvo desconcertado y sin sitio; le dio trapazos por la cara. Una mala actuación de este afectado torero que si piensa salir a la plaza con tan poco ánimo volverá a caer en el olvido como ya le ocurrió años atrás.

El Niño de la Capea se estiró como un gato en una faena retorcida y carente de gusto a su primer animalito. Algún derechazo fue aceptable; con la mano izquierda dirigía el tráfico; el final de la faena fue trapazo, caída del toro, trapazo. Al sexto no quiso ni verlo, totalmente. falto de sitio, le quitó las moscas.

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