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Un sector importante del Ejército portugués se opone a una iniciativa de Eanes

Por primera vez desde que el general Eanes fue proclamado presidente de la República, como consecuencia de su victoria en las elecciones del 27 de junio, una parte importante del Ejército se ha atrevido a contestar una de sus órdenes.Como consecuencia de la dimisión del brigadier Pires Veloso, comandante de la región militar norte, de su cargo de consejero de la Revolución, este organismo, «después de las oportunas consultas» deberá elegir otro militar que lo sustituya. Como ya EL PAIS anticipó en otras crónicas, el elegido es el teniente coronel García dos Santos, jefe de la Casa Militar de Eanes y uno de sus hombres de confianza. Ahora, sin embargo, tras algunas reuniones, los jefes de las unidades militares del norte del país han declarado públicamente que no aceptan al referido oficial.

Ante la televisión, los representantes de los cuarteles del norte dijeron que García dos Santos «no conoce los problemas del norte», pero la realidad es que el motivo de la contestación consiste en que este oficial es «eanista», y el ala conservadora del Ejército, mayoritaria en el norte, quiere para el cargo a uno de sus miembros.

Al mismo tiempo que rechazaban al «eanista» han propuesto su candidato: el brigadier Carlos Azeredo, recientemente dimitido de las funciones de gobernador militar de la isla de Madeira, Azeredo es conocido en Portugal como uno de los principales jefes del ala derechista del Ejército, y durante su estancia en la isla, algunos periódicos no dudaron en llamarlo «el virrey de Madeira». La actuación discrecional de Azeredo llegó hasta tal punto que prohibía hasta películas que en Lisboa eran exhibidas libremente.

El portavoz del Consejo de la Revolución, capitán Sousa e Castro, ha dicho que estas reuniones son «formas de presión para desviar el proceso de institucionalización de la democracia». Al mismo tiempo, en medios cercanos al Consejo se califica a estos oficiales del norte, que si no son la mayoría son, al menos, los que tienen el mando, como «golpistas». Mañana se reunirá el Consejo y tratará este asunto, que refleja, una vez más, las grandes contradicciones entre el norte y el sur del país de Camoens.

El ambiente se está enrareciendo, mientras de nuevo se comienza a pedir «la retirada de los militares a los cuarteles». El Consejo de la Revolución separó recientemente de su seno a los oficiales con mando en tropa, pero ahora estos «operacionales» quieren decir una palabra en las cuestiones políticas. Hay quien recuerda el mes de agosto de 1975. La cosa no es tan grave, pero el país no puede continuar más tiempo con gobernadores militares con vocación de «virreyes».

Durante el fin de semana, Soares inauguró un monumento al «general sin miedo», Humberto Delgado, que asesinaron en España agentes de la PIDE por órdenes de Salazar. Los oradores, entre los que se encontraban el presidente de la Asamblea y el propio primer ministro, pidieron «justicia para los asesinos de Delgado». El juicio del caso Delgado todavía no tiene fecha, mientras van desapareciendo algunos «peritos» en la materia (Fernando Oneto y el español Mariano Robles). Cuatro de los implicados directamente en la muerte ya están en libertad, por orden de la «Comisión de extinción de la PIDE». Al parecer, tampoco hay pruebas...

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