La policía desalojó a los familiares de los presos comunes

Los familiares de los presos comunes que se habían encerrado la tarde del jueves en la iglesia de la Beata María Ana de Jesús, en Legazpi, fueron desalojados ayer a mediodía por la fuerza pública, tras haber pasado la noche en el templo.A la hora en que la policía hizo entrada en la iglesia sólo permanecían en ella un número reducido de mujeres, dado que muchos de los familiares habían abandonado el encierro para trasladarse a la prisión de Carabanchel con el fin de poder comunicarse con sus deudos.

El encierro, en el que en principio participaron unas 200 personas, se inició a las nueve de la noche del jueves en protesta por la situación en que se encuentran los presos comunes tras los incidentes del pasado sábado. Según han comunicado un grupo de familiares de dichos presos a EL PAIS, ayer seguían incomunicados muchos de ellos y recluidos en sus celdas o en las de castigo.

Estos familiares han informado de su intención de volver a encerrarse hasta que les garanticen que han terminado los castigos y puedan volver a visitar a sus hijos, padres y hermanos y llevarles comida y ropa, medidas que han sido suprimidas -según comunican los propios familiares- desde los sucesos del pasado fin de semana.

Los familiares han dirigido un telegrama al Rey en el que suplican que les sean levantados los castigos impuestos y cesen los traslados a otras prisiones. También han enviado una carta a Sus Majestades en la que piden clemencia para sus hijos y solicitan que el beneficio de la amnistía se haga extensivo a sus familiares para «que puedan reincorporarse a nuestra sociedad y al trabajo como todo ciudadano».

Otro escrito semejante han enviado al obispo de Madrid-Alcalá, en el que le informan de la decisión de continuar recluidos «hasta que les sean levantados los castigos a los reclusos».