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Vista la demanda presentada por los despedidos de Hutchinson

La presencia de casi medio millar de trabajadores, con sus familias, ante la Magistratura de Trabajo número 5, de las de Madrid, durante la vista de la demanda interpuesta por los 139 despedidos de la multinacional Hutchinson, puso ayer nuevamente de relieve el sentir de la clase trabajadora en relación con la solicitada amnistía laboral, que estos días moviliza al mundo obrero. La entrada a la sala donde tuvo lugar el juicio quedó restringida en cierta medida y en los alrededores de la sede de Magistratura prestaron vigilancia fuertes efectivos policiales -cinco jeeps y un camión autobomba de la policía armada- sin que fuera necesaria su intervención.

La vista del juicio dio comienzo a las doce de la mañana, quedando restringida la asistencia al mismo tan sólo a aquellas personas que habían sido citadas judicialmente. EL PAIS no pudo estar presente en la sala -esta información ha sido facilitada por el letrado que defendió a los trabajadores, Guillermo Vázquez-, al ser impedida la entrada a uno de nuestros informadores por funcionarios de la Magistratura, pese a mostrar la oportuna documentación que le acredita como profesional del periodismo. En este sentido, el abogado de los trabajadores solicitó del magistrado la declaración de nulidad del juicio, por atentar contra el artículo 313 de la ley de Enjuiciamiento Civil, que obliga a que los debates judiciales se celebren a puerta abierta, demanda que no fue considerada por el magistrado.

Solidaridad con el sector

Durante el juicio, que duró cerca de tres horas, quedó probado que el paro de dos horas de duración llevado a cabo por los trabajadores el pasado 1 de junio, día en que se inició el conflicto en atención al llamamiento de la UTT de Químicas y del propio jurado de empresa para apoyar el convenio provincial del sector que se estaba negociando por estas fechas, fue realizado por los trabajadores bajo el convencimiento de que la empresa cumplía lo pactado con los repre sentantes de la parte social en la reunión mantenida el día 10 de mayo pasado. En esta reunión, la parte empresarial se comprometió a no tomar represalias sobre los trabajadores por los paros que éstos iban a realizar, en acuerdo con el resto del sector, en solidaridad con el convenio. Este acuerdo no fue cumplido por la empresa, ya que esta sancionó a los trabajadores con la reducción de la séptima parte del salario mensual. Ante esta decisión, los trabajadores pararon durante cuatro horas en protesta por el incumplimiento dela empresa. El abogado de los tra bajadores considera que precisamente este incumplimiento de laparte económica exime a los trabajadores de la máxima sanción (el despido) y por ello el fallo del magistrado puede ser favorable a los trabajadores. La empresa acusó durante el juicio a los trabajadores de haber coaccionado o amenazado a miembros del jurado, a los transportistas y al director de la empresa, Andrés Javirre, acusaciones que fueron desmentidas por los testigos de la parte social. Es de señalar que de los cuatro testigos citados por la empresa, tres de ellos abandonaron la sala antes de comenzar el juicio, negándose a declarar en contra de los trabajadores. Estos explicaron a la parte empresarial que su decisión era totalmente libre y voluntaria, por loque fueron recibidos con aplausos entre los trabajadores que esperaban la calle. Por la parte social actuaron como testigos el. presidente de la UTT de Químicas, dos miembros del jurado de empresa y el abogado del Banco Urquijo, señor Calvo, con quien la empresa pactó el acuerdo del 10 de mayo.

Expectación en la calle

Fuentes laborales y el citado abogado, señor Vázquez, aseguran que el único testigo que actuó en favor de la empresa, el jefede personal, es un francés expulsado de su país por pertenecer durante la segunda guerra mundial a las SS, servicio secreto de los nazis. Durante el tiempo en que se celebró la vista, los trabajadores que se encontraban reunidos en la calle, unos 500 entre,los de Hutchinson, Vers Masa, Standard, Chrysler y, de otras empresas, gritaron consignas exigiendo la entrada a la sala donde se celebraba el juicio, readmisión del todos los despedidos, justicia para la clase obrera y amnistía laboral. Los numerosos contingentes de la fuerza pública que vigilaron en todo momento los alrededores de Magistratura hicieron diversos llamamientos para que los reunidos abandonasen el edificio, ante lo que los trabajadores respondieron coreando la consigna de «es nuestro trabajo y hay que defenderlo». Posteriormente, un portavoz de la policía avisó a los concentrados para que desalojaran voluntariamente o de lo contrario se verían obligados a utilizar los medios antidisturbios, ante lo que los trabajadores se sentaron, en silencio, pero firmes en su decisión de no marcharse hasta saber el resultado del juicio, por lo que la policía no llegó a intervenir. El resto del tiempo que los trabajadores hubieron de esperar el final deljuicio se desarrolló sin ningún tipo de incidentes. Cuando terminó el juicio, el abogado laboralista comenzó a informar, a través de un megáfono restado por la policía, de cómo se había desarrollado la vista, siéndo le arrebatado el altavoz a los pocos minutos por un miembro de las fuerzas del orden. Ante las protestas de los allí reunidos, éste informó que «por aprecio a los trabajadores» no había cumplido las órdenes, que recibió de sus superiores para disolverles. Mo mentos después, el empresario señor Javierre,- abandonó el edificio custodiado por la policía, entre fuertes muestras de reproche por parte de los trabajadores despedidos. Fuentes laborales afirman que el señor Javierre, mantiene la inflexible postura de negarse a cual quier tipo de acuerdo debido, al parecer, al interés por deshacerse de la actual plantilla, integrada en su mayor parte por trabajadores de cierta edad que perciben unas pri mas de antigüedad correspondientes, por término medio, a.los veinticinco años que llevan trabajando en la empresa.

Apoyo internacional

Por su parte, el secretario general del Sindicato Unitario de Químicas de Milán, Arturo Grassi que se encuentra en Madrid para dialogar con los trabajadores de Hutchinson, informó a EL PAIS, de la solidaridad y apoyo económico que los 150.000 químicos italianos vienen prestando a los despedidos madrileños desde que se inició el conflicto. El señor Grassi hizo entrega a los despedidos de un millón de liras recogidas entre los trabajadores italianos, para aliviar la difícil situación económica por la que atraviesan sus compañeros madrileños. Asimismo, manifestó que la Hutchinson italiana inició un boicot hace tres semanas a todos los productos destinados a abastecerer mercado español, así como su negativa a realizar horas extraordinarias para compensar las pérdida de producción debidas a la huelga de Madrid.

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