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Controlar la inflación, objetivo básico para los países con dificultades económicas

El último análisis de la OCDE sobre El escenario del crecimiento en 1980 constituye un nuevo paso hacia la coordinación de las políticas económicas a medio plazo del mundo occidental. Mitad predicción, mitad guía indicativa, el informe establece para las 24 naciones de la OCDE, una tasa de crecimiento media del 5,5 por 100 entre 1975 y 1980.

Pero lo más destacable del informe de la OCDE es la advertencia sobre los peligros del crecimiento sin control y coordinación. Podremos incrementar nuestros ingresos reales, restaurar el equilibrio de las balanzas de pago, reducir la inflación y el desempleo, pero todo esto necesita una atención especial para evitar una repetición del boom que empuje el ciclo de la crisis.Tratar de conseguir uno solo de estos objetivos sería, según los autores del estudio, totalmente negativo. No obstante, y siguiendo la experiencia de Inglaterra e Italia, la OCDE establece que el principal objetivo para muchos países ha de ser controlar la inflación, practicando para ello políticas que no estimulen la expansión.

Al hablar de Inglaterra e Italia se refiere también a los países del sur de Europa que atraviesan por graves problemas económicos. El informe de la OCDE aparece justo en el momento en que el nuevo Gobierno español considera un conjunto de medidas que muchos consideran, antes de su aprobación, que son claramente expansionistas.

La reactivación económica, más o menos sensible, durante los seis primeros meses del año en curso, en los 24 países de la OCDE (Organización de Cooperación y de Desarrollo Económico), disminuirá ligeramente en el segundo semestre. Durante el primer trimestre, el ritmo medio de crecimiento fue del 6,5 por 100, para finales de año se calcula será del 5,5 por 100.

Los datos anotados proceden de un amplio estudio del señor Van Lennep, secretario general de la OCDE. La moderación en estos cálculos, es la palabra clave. Así como otras veces hablaban de objetivos a alcanzar, en esta ocasión las expresiones revelan las dudas sobre sus propias estimaciones: ahora suponen probables o deseables sus pronósticos.

A pesar del descenso de la actividad económica, cuando termine el año, se espera que el paro haya bajado hasta los 13 millones. En estos momentos, los sin empleo ascienden a 14 millones.

El alza de precios se acentuará en el curso de los doce próximos meses, situándose en los alrededores del 8 por 100. Subsistirán las diferencias notables entre las tasas de inflacción de los distintos países. Este dato, a juicio de la OCDE, es el que, en el primer semestre de 1976, ha influido mucho en «la turbulencia de los mercados internacionales de cambio».

Para finales de 1976, la balanza comercial de los países de la OCDE se saldará por un déficit de 7.000 millones de dólares, y el mismo nivel será mantenido durante los seis primeros meses de 1977. Al acabar 1975, la balanza comercial fue excedentaria por valor de 6.000 millones de dólares.

En general, se recomienda una vigilancia estrecha de la evolución económica, para evitar cualquier tipo de resbalón. La evolución monetaria, según los expertos, debiera ser objeto de cuidados extremos, como consecuencia de la abundancia de liquideces bancarias, que a su vez, aumentarían los stocks especulativos o podrían generar beneficios abultados que desencadenarían el alza de salarios.

Este texto sirvió de instrumento de trabajo a los ministros de los 24 países de la OCDE (19 de Europa Occidental, más USA, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda), reunidos los días 21 y 22 del pasado junio. A partir del documento en cuestión se adoptó una que advertía a los países miembros sobre el peligro de querer acelerar el ritmo de crecimiento. Semejante política, se dijo, podría desencadenar de nuevo la inflación, y a corto plazo, se volvería la recesión.

Sin embargo, ahora, a la vista del escenario, los especialistas observan que el mérito más importante del mismo consiste en el análisis que se hace de la evolución económica de los últimos años y de sus consecuencias previsibles: en efecto, dicho cambio afecta más a las estructuras de producción que a las costumbres de consumo, como se ha venido admitiendo.

El aumento del precio de la energía, el costo de la lucha contra la contaminación, el aumento sustancial de los salarios, a juicio de la OCDE, «fuerza una modificación importante en el reparto de beneficios». Para los países industrializados, desde que subió el petróleo, los términos del intercambio se han modificado en su perjuicio. Por esto, deberán aumentar sus exportaciones, y para ello tendrán que invertir más, es decir, en resumen: parte de los beneficios del trabajo tendrán que ser transferidos hacia el capital. De aquí que algunos especialistas resalten, como una de las consecuencias mayores de la crisis económica actual, sin paralelo desde el krack de los años 30, el acercamiento de las estructuras de la economía occidental a las de la economía de países comunistas, en Ios que la noción de consumo está en segundo lugar.

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