Jaak Verbist,
actor cinematográfico belga, fue conducido a la fuerza a un hospital de Bruselas por haber puesto excesivo realismo en su interpretación de un moribundo en una escena rodada en la calle con cámaras ocultas. A pesar de sus vehementes protestas los piadosos transeúntes consiguieron introducirle en una ambulancia e ingresarle en una clínica próxima de donde fue rescatado por Robert Van Eyck director del accidentado filme.
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