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Surge de nuevo en Austria el problema de la minoría eslovena

El Parlamento austríaco promulgó recientemente una ley destinada a la protección de las minorías existentes en su territorio, que prevé al mismo tiempo la confección de un censo de población para evaluar las comunidades que hablan esloveno, húngaro o croata.En estas dos últimas comunidades el anuncio del censo no levantó protestas, al contrario de lo que ocurrió con la minoría eslovena, radicada especialmente en la parte sur de la región de Carintia. Los portavoces de las organizaciones eslovenas denunciaron el censo de población como un «genocidio estadístico» y, de nuevo, pidieron la protección de Yugoslavia, nación con que la parte sur de Carintia tiene frontera común.

Al parecer, incluso el mariscal Tito recibió a miembros de la comunidad eslovena y el Gobierno yugoslavo hizo una declaración en que se denunciaba el censo como una flagrante violación del Tratado de Estado de 1955 y del espíritu de las negociaciones de la Conferencia de Helsinki, que tiene importantes aspectos relativos al respeto de las minorías.

Esta cuestión de los eslovenos en Carintia levantó de nuevo el problema de las minorías, existente en todos los países que pertenecieron al imperio austro húngaro y del que, en un momento u otro, no dejan de surgir agrias discusiones. El problema de las minorías en los marcos nacionales de los Balcanes está muy lejos de ser resuelto. Ello explica, entre otras cosas, el interés de algunos de estos países, Yugoslavia en especial, en las discusiones de la Conferencia Europea de Seguridad y Cooperación, para anudar la inviolabilidad de las fronteras con el respeto a las minorías nacionales.

Austria, incluso, tiene un problema dual en cuanto a las minorías se refiere, puesto que mantiene sus reinvidicaciones sobre el Alto Adigio o Tirol del Sur, territorio perteneciente en la actualidad a la República Italiana, y es objeto de reividicaciones por parte de los eslovenos del sur. Y lo mismo le ocurre a Yugoslavia, con minorías diferentes, sin que la cuestión de la pertenencia de Macedonia, dividida entre Yugoslavia, Grecia y Rumania, tampoco haya recibido una solución definitiva.

El Gobierno del mariscal Tito presentó reclamaciones sobre Carintia en diversas ocasiones, y éstas fueron discutidas en las conferencias de Malta y de Yalta, y expresadas nuevamente en un gran memorándum yugoslavo en el año 1947. Aunque al principio fueron apoyadas por la Unión Soviética, apenas tuvieron probabilidades de éxito, tanto por la presencia de las tropas inglesas que ocupaban Carintia, como por la ruptura de Tito con Stalin.

Finalmente, con la firma de Yugoslavia del Tratado de Estado de 1955, por el que se reconocía la independencia y neutralidad de Austria, así como el trazado de sus fronteras, la cuestión quedó zanjada en el aspecto formal del Derecho Internacional, no en cuanto a la minoría eslovena. La protesta por el censo que se propone realizar en ella el Gobierno austríaco es prueba de ello.

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Portavoces eslovenos aseguran que los censos realizados tras la guerra muestran una reducción continuada de la población eslovena. En 1951, se censaron 43.179 eslovenos; 25.472, en 1961, y menos de 20.000, en 1971. ¿Adónde fueron a parar? ¿Cuáles son los criterios de los censos que se aplican a la población eslovena?

Por otra parte, la cuestión se complica porque la existencia de esta minoría parece encontrar serias fricciones con la población alemana de Carintia. Los extremistas germanos piden que se extreme la vigilancia e incluso la lucha contra «el peligro de eslovenización de Carintia, que pudiese ser el preludio de reivindicaciones territoriales». Para ellos, los eslovenos son tan sólo unos «pocos miles» de personas, y, además, es la minoría «más privilegiada» de Europa.

Es dudoso que Yugoslavia intervenga decididamente en el problema, que puede poner en peligro la seguridad de la zona. Además, repito que Yugoslavia se encuentra amenazada por similares fuerzas centrífugas y la muerte de Tito podría suponer un desencadenamiento de los deseos de las minorías dentro de la nación yugoslava.

Más probable es que los eslovenos inicien una escalada de demostraciones autonomistas, a las que el anuncio del censo parece proporcionar un buen motivo. En la actualidad, las organizaciones eslovenas están encuadradas por elementos más jóvenes y de un nacionalismo más radical. Los germánicos dicen que son sólo unos pocos miles, pero ellos afirman que la minoría eslovena cuenta con más de 50.000 personas.

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