Joaquín Viola,
Cebreros, sesenta y tres años, alcalde de Barcelona, ha contestado al ruego de tres concejales -Tarragona, Soler Padró y Font- de que se soliciten del Gobierno elecciones generales y un nuevo Ayuntamiento -también elegido- para la ciudad que tales peticiones se contradicen con el juramento que prestaron los susodichos concejales, salvo que hubiesen jurado iocandi causa o que pidan la relajación de su juramento «de acuerdo con los Cánones 1317 y 1320». También dice en su respuesta el señor Viola que tengan en cuenta el principio venire contra factum proprium non potest. En círculos barceloneses se comenta el contraste entre el pésimo catalán que habla el alcalde y la aparente fluidez con que utiliza el latín y esgrime las leyes eclesiásticas.
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