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El Tour ha llegado a su momento culminante

La racha del equipo de Thevenet continúa. Ayer, en Saint Gaudens, término de la decimotercera etapa del Tour, con 188 kilómetros desde Bourg Madame, se impuso al sprint Ovion, favorecido por la caída del campeón del mundo, Kuiper, a 200 metros de la línea. El francés del equipo de Saura, Berland, protagonizó junto al francés Smet una escapada de 110 kilómetros, pero ambos fueron cazados a falta de 17 para la meta. Los hombres de Maertens, que trabajaron en bloque para anular la gran escapada de la jornada, no pudieron controlar las salidas finales y su jefe de fila sólo pudo ser séptimo, primero del gran pelotón. En conjunto fue una etapa aburrida, pues todo el mundo guardó sus fuerzas.El Tour ha llegado a su momento culminante. Entre hoy y mañana se deben dar dos pasos fundamentales para su desenlace. La decimotercera etapa del programa fue casi de trámite, como se esperaba, aunque el ritmo resultó mayor que el previsto. Se superó con mucho la media más optimista de las tres que siempre se dan en el libro de ruta del Tour. Naturalmente, todo se debió a la gran escapada de la jornada la del francés «pamplonica» Berland y del hombre de Anglade, Smet.

Los dos Roland rodaron en perfecta armonía desde el kilómetro 66 hasta el 160, en que fueron alcanzados por el pelotón. El gran trabajo realizado por ambos hombres fue debidamente contrarrestado detrás por el equipo del líder, que lógicamente deseaba una llegada al sprint para favorecer un nuevo triunfo de su jefe de fila. Por las dos cosas, el tren, que de haberse hecho siempre en grupo hubiese sido sin duda más lento, se aceleró. Menos mal, porque la etapa, en realidad, no tenía demasiados alicientes. La primera pequeña dificultad del día estaba en el kilómetro 27, el col de Puy Morens, de tercera categoría. Aunque se había salido de Font Romeu, por razones publicitarias una vez más, la etapa real se inició en Bourg Madame, hasta donde llegaron los corredores en 20 kilómetros neutralizados. En el 4 hubo un intento de Uribezubía, al que neutralizó naturalmente, un hombre del líder, Bourreau, pero la carrera sólo se animó un poco en la subida al Puy Morens. Bellini, que sigue con su interés en puntuar para la montaña, poco a poco, y de nuevo es líder, pronto respondió al ataque de Perurena nada más iniciarse la subida. Chomin parece andar mejor que al principio del Tour y se tomó muy en serio el pasar primero por la cima. Lo consiguió a ley, pese a la oposición en masa transalpina. Además de Bellini, que sólo pudo ser tercero, lucharon en la subida su compañero Osler Antonini, segundo, y Conati.

En la bajada del puerto se sufrió el peor trozo de la carretera de todo el trayecto desde Merlin Plage. Los baches, las piedras sueltas y el polvo originaron un maremágnum tremendo, con la consiguiente abundancia de pinchazos. Bellini continuó su fuerte pedaleo y tras él se llevó a siete hombres: Osler, Perurena, Antonini, Conati, Bourreau, Talbourdet y Pedro Torres, que había saltado del pelotón en la subida e hizo quinto en la cima. La ventaja del grupo llegó a ser de 45 segundos en el kilómetro 45 pero fueron cazados en el 51. No había demasiado acuerdo entre ellos como para que fructificara.

Tendrían que ser dos modestos Berland, clasificado el 73 de la general, a una hora y cuatro minuto del líder Delisle, y Smet, el 88, a una hora y veinte, los que saltaran a continuación, en el kilómetro 61. El hombre de Saura, que ha sido lo único destacado que ha hecho desde que pertenece al Super Ser, fue el que demarró primero para llevarse a rueda a Smet, un hombre de la tierra que pasó todo el recorrido viendo letreros de apoyo pintados en el suelo. Ello le dio aún más fuerzas y fue quien cruzó primero por el último puerto de la etapa, el Col du Port, de segunda categoría. La pareja precedió a Conati, Bellini, Osler, Van Impe, Menéndez, Pollentier, Delisle , Kuiper, Thevenet y al resto del pelotón, en 3'20-. El orden de paso por el puerto da una idea de los marcajes entre los hombres importantes. En esa ocasión sólo se escondieron un poco Zoetemelk, Poulidor y Galdos. El veteranísimo «Poupou», sin embargo, causaría admiración al final.

Por el «point chaud» de Saint Girons, kilómetro 139, y lugar en el que se volvía a entrar en carreteras nacionales, se impuso Berland sobre su compañero de fuga, con lo que se repartían ambos equitativamente los dos premios a ganar en la etapa. Como el trabajo, pues incluso un pinchazo de Smet no supuso su retraso, al esperarle Berland. En realidad, si dos era difícil que llegaran en solitario, con todo un equipo Flandria detrás, uno hubiese sido absurdo intentarlo. La ventaja, en ese instante, pese a todo, era satisfactoria, los 3'55" alcanzaron su máximo, 4'10", en el kilómetro 143. A partir de ahí, comenzó a decrecer y la aventura terminaría en el 17 1, tras 110 kilómetros en solitario. En los últimos compases de la etapa, sin embargo, el equipo de Maertens se iba a ver incapaz de controlar las salidas. A 13 kilómetros tan sólo de Saint Gaudens, saltó Genet, un hombre de Zoetemelk, y Poulidor, y pronto alcanzó 15 segundos de margen. Tras él salieron su compañero Vianen, Panizza, el italiano siempre activo en los Fines de etapa, y Demeyer, un gregario de Maertens. Atraparon a Genet a falta de 10 kilómetros y su máxima diferencia fue entonces sobre el pelotón de 25 segundos. Pero también fueron cazados a falta de tres y en ese momento se formó el grupo de siete hombres que llegaría destacado con siete segundos sobre el gran pelotón. Atacó Teirlinck y le siguieron Kuiper, Chamel, otro compañero del primero, Panizza, Martínez, Ovion, un hombre del líder y... Poulidor.

Poulidor, con una facilidad que causó asombro, volvió a demostrar que la experiencia es un grado. Supo saltar en el momento oportuno. Ya se sabe que el cuarentón de Limoges es un verdadero sabio a la hora de ir a rueda y en este Tour no ha perdido casi nunca la de Thevenet. Pero también sabe irse tras otros. Kuiper atacó en el último kilómetro con su enorme fuerza habitual, y cuando entró en la última recta en cabeza, a falta de 200 metros, resbaló su bicicleta en uno de los poderosos vaivenes al pedalear levantado del sillín. Dejó así el camino expedito para que Teirlinck y Ovion disputaran el sprint, imponiéndose el francés por media rueda, sin problemas. Poulidor bastante hizo con evitar al caído Kuiper en otro alarde de serenidad. De cualquier forma, la etapa no terminaba en montaña. Tanto a Kuiper como a Poulidor se les clasificó en el mismo tiempo que al vencedor y siempre por delante del pelotón.

A destacar, porque es de justicia, que Viejo hizo tercero del pelotón, sólo tras Maertens y Karstens, lo que demuestra su buena forma, fomentada por la moral de su triunfo en Manosque.

Tanto él, como los mejores españoles de la general, no perdieron tiempo en esta etapa casi de trámite y que ha calentado los motores de los corredores cara a las dos' grandes etapas de la verdad, hoy y mañana. ¿Resistirá Delisle el asalto de los Van Impe, Zoetemelk, Galdos y hasta de su propio compañero Thevenet? Esa es la gran incógnita. Desde luego, la etapa previa no ha podido fortalecer más al Peugeot. Además, aparte de que trabajaran para una llegada al sprint, se ha visto que los galos tendrán la ayuda, si es que de algo les sirve, del Flandria Ya se notó anteayer, cuando Pollentier fue el único que tiró algo de Van Impe. Y ayer se volvió a confirmar. De cualquier forma, no será una ayuda decisiva. En la dureza de la montaña sólo valen las fuerzas de cada uno. Hoy lo veremos ya.

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