Notas de la policía y de Gil-Robles
La Dirección General de Seguridad denegó el permiso para la celebración de un acto en homenaje a Dionisio Ridruejo, que había sido convocado para la tarde de ayer. En el mismo iban a intervenir Fernando Morán, Fernando Chueca Goitia, Joaquín Ruiz Giménez, Jaime Miralles y Jesús Prados Arrarte.
Cabe recordar que el pasado viernes fue suspendido otro acto de homenaje a Dionisio Ridruejo, media hora después de comenzado, y como consecuencia del mismo, fueron llamados a la Dirección General de Seguridad, para prestar declaración, los señores Gil-Robles, García López y Uría. En torno a este acto se han producido comunicados.Comunicado de la policía
«En el escrito de fecha 24 de junio, presentado el día 26, con el número 007403 del Registro General, don Rodrigo Uría González, abogado y catedrático, vecino de Madrid, en nombre propio, y, según manifestaciones del mismo, en el de don Eduardo García de Enterría, don Pedro Laín Entralgo, don Carlos Orbea, don Jesús de Blanco, don Antonio de Senillosa y don Fermín Solana, como integrantes todos ellos de la comisión organizadora para celebrar «una velada necrológica con motivo del primer aniversario de la muerte de don Dionisio Ridruejo».
De conformidad con los términos de dicha solicitud, el acto fue autorizado por esta Jefatura Superior de Policía con fecha 30, notificándose la resolución pertinente al señor Uría González, a quien se le comunicó por escrito que la reunión quedaba autorizada «por el hecho de haberlo puesto en conocimiento con arreglo al artículo Cuarto de la ley 17-76, de 29 de mayo» y precisando «que deben intervenir exclusivamente las personas indicadas en su escrito como oradores, haciéndose responsable la comisión organizadora de que pudiera haber concentraciones en el exterior del edificio, a la entrada o salida del acto, así como que pudiera haber actos de signo comunista».
A las 20.15 horas del citado 2 de julio y con asistencia de unas 400 personas, quedó constituida la mesa presidencial, con asistencia del delegado gubernativo designado al efecto.
Concedida la palabra a don Jorge Pujol, luego de nacer referencia a la persona en cuya memoria se celebraba el acto, dedicó su parlamento a diversos problemas políticos, particularmente de aspectos regionalistas y autonomistas. A continuación, el señor Uría concedió la palabra a don Antonio García López, que se refirió a diversos problemas de orden político e histórico, manifestando una serie de criterios sobre la situación política, e incluso con algunas alusiones ofensivas para instituciones del Estado.
Ante el alejamiento de cuanto manifestaba en su intervención el señor García López, respecto el origen específico del acto, y pese a que el delegado gubernativo comunicó al presidente de la mesa que advirtiese al orador para que se ajustase al tema, el señor Uría no tomó iniciativa alguna, y ante la desnaturalización del acto, el delegado gubernativo acordó la suspensión del mismo, decisión que fue comunicada al público por el señor Uría, reaccionando parte del mismo con gritos diversos y frases ofensivas a personas e instituciones del Estado.
El señor Gil-Robles y Quiñones, después de suspendido el acto, se dirigió por el micrófono al público que permanecía en el salón, pronunciando frases despectivas contra la fuerza pública e invitando al público a permanecer en el salón hasta las diez de la noche, hora en que finalizaba el contrato de cesión del local para el acto, y manifestando iban a redactar escritos de protesta. A las veintidós horas, el público asistente abandonó el local sin necesidad de intervención alguna de fuerza pública.
Es absolutamente incierto que en la petición de autorización del acto, de referencia, se hicieran constar -como ha sido publicado por algún periódico- el título de «Cinco programas para el futuro de España en memoria de Dionisio Ridruejo». Con manifesta infracción de lo dispuesto en el artículo 11. 1.B de la vigente ley 17-1976, 29 de mayo, reguladora del derecho de reunión, se intentó cambiar el contenido del acto.
Con objeto de esclarecer los hechos ocurridos, han sido citados para comparecer en la Jefatura Superior de Policía los señores don Jorge Pujol, don Antonio García López y don José María Gil-Robles».
Precisiones del señor Gil-Robles
Por su parte, José María Gil-Robles y Quiñones ha facilitado una nota relacionada con la anterior, en la que se dice lo siguiente:
«Con la solicitud de autorización para la celebración del acto, tramitada a través de la dirección del hotel Eurobuilding, se presentó en la Dirección General de Seguridad, un programa impreso en que, con referencia al acto organizado para el día 2 del presente mes en ese hotel, se especificaban el título del mismo -«Cinco programas para el futuro de España en recuerdo de Dionisio Ridruejo», los nombres de los cinco oradores.
Este mismo programa fue profusamente repartido por correo y publicado casi íntegramente en casi toda la prensa nacional.
El delegado de la autoridad no pudo oír los párrafos más importantes de los discursos de los señores Jordi Pujol y García López, pues durante ellos se ausentó dos veces del salón para hablar por lo menos una de ellas con un «don Carlos», de la Dirección General de Seguridad, a través de un teléfono existente en un punto desde el que podía ser oído por las personas de que se hizo acompañar. En esa primera conversación, el delegado pedía que se le autorizase para suspender el acto. El resto del tiempo se lo pasó hablando con el presidente del mismo, don Rodrigo Uría, en forma tan ostensible que pudo ser visto por todo el público, del que incluso salió alguna voz reclamando silencio. Al parecer -pues yo no oí la conversación- el delegado se obstinaba en suspender el acto, esforzándose el señor Uría por convencerte de que no lo hiciera».
Cuando suspendió el acto y ante la actitud de protesta del público, mostré al delegado la autorización concedida, demostrándole que no se había infringido ninguna de las condiciones impuestas por la autoridad y rogándole que hablase de nuevo con la Dirección General de Seguridad para evitar que la suspensión originase situaciones desagradables. Añadí que durante su ausencia, dirigiría unas palabras al público para procurar calmarle. El delegado no puso objeción alguna».
Me dirigí al público -bastante más numeroso de lo que la nota de la Jefatura dice-, explicando la situación y recomendando calma ante aquella «arbitrariedad» que se estaba cometiendo. No pronuncié una sola palabra «despectiva» contra la fuerza pública, pues ese no es mi estilo. El delegado no pudo oír lo que dije, pues se hallaba fuera del salón hablando una vez más por teléfono con sus superiores para que la suspensión su confirmase. El público, ante mis palabras, se serenó, limitándose, por recomendación mía, a permanecer con calma en el salón hasta las 10 de la noche, pues hasta esa hora estaba contratado el local.
De ello tengo prueba documental en la cinta magnetofónica que previamente se tomó del acto.
Nota de los organizadores
En relación con la nota de la Jefatura Superior de Policía, publicada por algunos diarios del domíngo último, día 4, la Comisión Organizadora de los actos conmemorativos del primer aniversario de la muerte de Dionisio Ridruejo, se ve en el deber de poner en conocimiento de la opinión pública lo siguiente:
Primero.- Es inexacto que el acto suspendido hubiese sido organizado como una simple velada necrológica de exaltación de la figura de Dionisio Ridruejo, puesto que en el programa impreso que se acompañó a la solicitud de autorización y que se divulgó en la prensa madrileña se especificaba el contenido de dicho acto en estos términos: «Cinco programas para el futuro de España en recuerdo de Dionisio Ridruejo».
Segundo. -En cualquier caso, tampoco resulta fácilmente comprensible que en la conmemoración de la muerte de una figura política nacional no puedan ser expresados juicios y manifestaciones de carácter político. Esta fue, sin embargo, la tesis esgrimida por el delegado gubernativo para suspender el acto y la que ahora sirve también de base a la Jefatura Superior de Policía para afirmar la desnaturalización del misino.
Por todo ello, esta Comisión Organizadora sigue considerando injustificada y arbitraria la mencionada medida, además de claramente discriminatoria en relación con actos de carácter netamente político celebrados en los últimos meses sin traba gubernativa alguna, discriminación que se agrava por el hecho de afectar a la memoria de una persona que consumió su vida al servicio de la conciliación de los españoles.
Eduardo García de Enterría, Pedro Laín Entralgo, Carlos Orbea, Jesús de Polanco, Antonio de Senillosa, Fermín Solana, Rodrigo Uría.
Madrid, 5 de julio de 1976.
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