Misterio en torno al viaje de Caramanlis a Francia

La visita privada del primer ministro griego, Caramanlis, a París, tiene un cierto carácter misterioso. El comunicado oficial del Palacio del Elíseo, que el miércoles aseguraba que «no hay nada oculto», no ha disipado las intrigas en torno a este viaje totalmente inesperado. Caramanlis llegó el pasado día 30 a la capital francesa y, ayer, almorzó con el presidente Giscard d'Estaing, en su residencia.

Con discrección suma, parece que la cumbre privada franco-griega fue decidida hace un par de semanas. En un primer tiempo, opinan los observadores, hubiera sido fácil pensar que el diálogo de los dos hombres de Estado giraría en torno a la negociación sobre la entrada de Grecia en el Mercado Común, que se iniciará a finales de julio en Bruselas. Pero, fuentes procedentes de Atenas, hacen pensar en otra razón, secreta y mucho más importante, de manera inmediata al menos el conflicto greco-turco.

Las reivindicaciones de los dirigentes de Ankara, tanto en Chipre como en el mar Egeo, siguen siendo una preocupación seria para el Gobierno de Atenas. Recientemente, los turcos han concentrado tropas en las fronteras del Evors y en las islas griegas del Egeo, y unas declaraciones recientes del representante turco en el Consejo de Europa, abundando en los «derechos» terrestres, marítimos y aéreos de Turquía en esta zona, parece que han terminado por inquietar a Grecia.

La llegada de Caramanlis a París incluso ha planteado, esta pregunta: ¿Es inevitable la guerra entre Atenas y Ankara? De aquí la sospecha, en medios diplomáticos y entre los especialistas, de que Caramanlis haya venido a París en busca de la complicidad, que pudiera traducirse en ayuda, de Giscard d'Estaing. Tal hipótesis se revela más verosímil al recordar que, hace quince días, se suspendió una visita oficial de Caramanlis a Washington, paralizado por las elecciones y que, por otra parte, concede preferencia a su alianza con Turquía.