Inversiones extranjeras en Sudáfrica
El crecimiento de la República Sudafricana ha reposado en su riqueza mineral (43 por 100 del total de la de Africa: 75 por 1.00 del oro del mundo no comunista, 75 por 100 de las reservas mundiales de cromo, 40 por 100 de las de manganeso, 25 por 100 de las de uranio, etc ... ).Africa del Sur posee hoy el 40 por 100 de la producción industrial africana. Produce cuatro veces más acero que el resto del continente y el 60 por, 100 de la electricidad del mismo. Para este desarrollo industrial y para el gran proceso de acumulación de capital desde la segunda guerra mundial, han sido indispensables los 8.000 millones de inversiones extranjeras que hoy se pueden calcular en Pretoria. A ellas puede atribuirse una parte de la responsabilidad del Apartheid, aunque no son ni mucho menos su respaldo exclusivo.
El volumen total de las inversiones extranjeras en Sudáfrica y Namibia se elevaba el 31 de diciembre de 1973 a 10.380 de rands (un rand es 1,43 dólares aproximadamente), según datos oficiales del South African Reserve Bank. No se ha publicado ninguna información individualizada por países, posiblemente por motivos políticos, pero sí por continentes, totalizando Europa el 73,7 por 100 y América del Norte y del Sur el 17,1 por 100. El beneficio medio de las inversiones extranjeras en este país es del 19 por 100. Gran Bretaña ocupaba en 1973 el primer lugar en la lista de inversionistas extranjeros, participando tanto en el sector público como privado, especialmente en inversiones directas y recursos de propiedad de las mismas sociedades. La cifra récord de las ganancias en este sector la obtuvo Gran Bretaña n 1968 con 181 millones de dólares. Ultimamente ha disminuido la participación británica directa, mediante la instalación de filiales.
Cálculos realizados en Estados Unidos muestran que más de 300 compañías norteamericanas incluyendo las International Business, Machines, General Motors, iternational Telephone & Telegraph, Goodyear and Union Carde) tienen intereses sustanciales en Sudáfrica, cifrándose la inversión directa de estas compañías en 1.450 millones de dólares para 1974. El Gobierno surafricano ha solicitado, sin embargo, un préstamo de 225 millones de dólares y un aval por la misma cantidad al Export-Import Bank que han sido denegados oficialmente en virtud de la prohibición que existe a este respecto por parte de la Administración americana. Esta prohibición no es sin embargo absoluta, porque han sido concedidas garantías y facilidades de crédito para el comercio con Suráfrica de unos dos millones de dólares.
En cuanto a los intereses económicos franceses en Sudáfrica, cabe destacar la firma, el 28 de mayo último, de un contrato de venta de dos centrales nucleares de 925 megavatios cada una que serán instaladas en Koeberg, cerca de Ciudad del Cabo. El contrato, por valor de 5.000 millones de francos, ha sido firmado entre la ESCOM, compañía nacional surafricana y el consorcio francés Framatone-Alsthom-Spie Batignolles, financiados principalmente por el Credit Lyonnais.
El consorcio francés ha sido elegido como más seguro frente a otras dos ofertas de la República Federal Alemana-Estados Unidos (Kraftwerke Union y General Electric) y de Holanda (Rijn-chelde-Verolme) que hubieran quizá encontrado oposiciones políticas en sus respectivos países a la firma del contrato.El acuerdo va más allá del campo económico: Sudáfrica se convertiría en una gran potencia en el campo de la energía nuclear y en el segundo país productor del mundo de uranio. Francia suministra la mayor parte del armamento surafricano, así como material de telecomunicaciones, eléctrico y aeronáutico (Alcatel-Telspace, Cofelex, COE, Air Liquide, SNIAS, etc...). Sin embargo, a partir de la visita de Giscard a Zaire en agosto de 1975, Francia dejó de vender armas susceptibles de empleo en el continente».
El triunfo de la "detente" permitiría estabilizar las relaciones económicas de estos países con Pretoria, y solucionaría los problemas de ciertos paises occidentales preocupados por sus relaciones con el Africa negra.
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