El sindicalismo centra la atención del mundo del trabajo
En contraposición a la calma que registra la actividad laboral, el campo sindical ofreció ayer un caudal informativo sintomático de la preocupación obrera en estos días: el nuevo sindicalismo que reclama el mundo de¡ trabajo.En este orden de cosas, la Liga Comunista difundir ayer un comunicado en el que, en relación con las informaciones sobre las dificultades de acuerdo entre CCOO y UGT, afirma que «ninguna organización, por importante que ésta sea, puede apropiarse del derecho a hablar en nombre de toda la clase obrera, si reconoce como un hecho la existencia de varios sindicatos clandestinos».
El comunicado de la Liga Comunista insiste en el hecho de que sólo la libre afiliación y la organización efectiva de los trabajadores puede dar el peso real de cada central sindical, y reclama la ruptura sindical por medio de la dimisión masiva del eslabón representativo de la CNS.
Otra organización sindical de reciente aparición, Federación Autónoma de Trabajadores, lanzó ayer su acometida contra el «propósito hegemónico de CCOO o de cualquier otra organización», tomando como base la pretendida asamblea de Comisiones Obreras y su emisión de bonos. De cara al entendimiento entre las diferentes instancias sindicales, la Federación Autónoma de Trabajadores reclama de CCOO una «clarificación de su ambigüedad organizativa y de objetivos, así como del significado de la definición de movimiento», de cara a la relación con el resto de las fuerzas sindicales.
Esta oleada de recriminaciones de que es objeto estos días Comisiones Obreras, en base a los propósiltos unitarios de las diferentes organizaciones sindicales ¡legales, es considerada en medios de CC OO como «un intento del reformismo oficial de echarnos encima al resto del movimiento sindical».
Lo cierto, sean cuales sean los propósitos que unos y otros denuncian, es que la unidad sindical se presenta difícil, pues mientras todos se pronuncian por ella, las diferenciaciones políticas que inspiran a unas y otras organizaciones dan pie a la existencia de obstáculos, al margen de las propias necesidades del movimiento obrero que en ésto coinciden tanto los sindicatos clandestinos como el oficial- deberá contar con la unidad de acción frente a las organizaciones patronales, ya en marcha.
El sindicalismo oficial, por su parte, continúa empeñado en la reforma, para la que también surgen obstáculos desde dentro de la propia. CNS. Esta mañana precisamente, el búnker sindical tendrá una nueva oportunidad de manifestar su oposición a la reforma que tiene su máximo paladín en el propio ministro de Relaciones Sindicales, Rodolfo Martín Villa, durante la reunión que celebrará la Permanente del Congreso Sindical.
El señor Torres Cáceres habrá de repetir ante el máximo órgano colegiado del Congreso la defensa que hiciera de la reforma ante la OIT a primeros del presente mes. Su intervención, presumiblemente, servirá de apoyo al discurso del señor Martín Villa, que como único punto del orden del día, expondrá las líneas maestras de la reforma sindical incluida en el proyecto de ley de la reforma constitucional.
Las líneas básicas de la reforma, ya conocidas, han despertado reiteradas protestas por parte de los ortodoxos del sindicalismo vertical y, como todo parece indicar, entre el casi medio centenar de intervenciones que hay solicitadas en el capítulo de ruegos y preguntas, sus voces se harán oír y, quién sabe, tal vez no solo sus voces, sino también sus amenazantes advertencias.
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