Joan Viladrich,
sacerdote, fue secretario durante 24 años del cardenal-arzobispo de Tarragona Vidal Barraquer, uno de los tres prelados que se negó a autorizar con su firma la famosa pastoral colectiva de los obispos españoles donde se bautizó a la guerra civil con el título de cruzada, justificándolo en razones religiosas. Viladrich ha declarado recientemente que, una vez finalizada la contienda, la Santa Sede le hizo saber el cardenal, exilado desde entonces en Roma, que «el Gobierno de España se oponía a su retorno a Tarragona», aunque el Papa «encontró la pretensión del Gobierno falta de motivos canónicos y no exigió la dimisión del cardenal sino que le tuvo siempre por arzobispo de Tarragona».
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