_
_
_
_

Continúa la crisis de la mayoría gubernamental francesa

El encuentro que sostuvieron el pasado fin de semana, en el fuerte de Bregançon, Giscard d'Estaing y su primer ministro, Jacques Chirac, pero como representantes de sus respectivos partidos (republicano independiente y gaullista), no acabó con el éxito que se buscaba, y la crisis de la mayoría que gobierna la V República, enfrentando a gaullistas y el resto de los partidos, tiende a romperse, más tarde o más temprano, como anuncia nuestro corresponsal.

Un silencio dramático ha sido el resultado inmediato de la cumbre del fuerte de Bregançon, en donde se han entrevistado sobre la crisis de la mayoría gubernamental francesa el presidente de la República, Giscard d'Estaing, y el primer ministro, Chirac. Ningún comunicado, ninguna declaración, ni un solo gesto. Ayer noche, ambos personajes estaban de vuelta en París. Salvo iniciativa espectacular, repentina, este mismo martes, los comentaristas convienen en que la solución o compromiso de Bregançon habrá que buscarlo en la orientación que tome, a partir de hoy mismo, la continuación del debate parlamentario sobre las plusvalías.Esta cuestión, el giro atlántico de la defensa nacional y la lucha sorda de los centristas y de los republicanos independientes (las otras dos compenentes de la mayoría) contra los gaullistas, son las causas últimas de la atmósfera de crisis, cuyo desenlace, nadie lo duda, podrá retrasarse más o menos, pero será mortífero entre gaullistas y giscardianos.

El fondo del problema no está ni en la política exterior, más europea y atlántica, ni en la interior, más reformista, de intención al menos, del señor Giscard d'Estaing, quien goza de la aprobación del gaullismo histórico. Está en la Asamblea Nacional, donde el partido preponderante de la mayoría es el gaullista. De aquí la divergencia permanente, porque el Partido de los Republicanos Independientes, de Giscard, y los centristas, de los Lecanuet, Servan-Schreiber y Dourafour, son minoritarios.

Lo dicho explica la táctica cotidiana, visible o no, del giscardismo, dirigido particularmente por los señores Poniatowski y Lecanuet: eliminar del Partido Gaullista el elemento dramático que tiene el nombre de primer ministro. En efecto, el señor Chirac, es el líder de los gaullistas, pero es también su prisionero, al mismo tiempo que se debe al presidente de la República.

Este tablero de ajedrez, táctico-político, es el que han estudiado el presidente y su jefe de Gobierno en Bregancon. A primera vista, teniendo en cuenta el odio insuperable entre centristas y gaullistas, la única solución consistiría en adelantar definitivamente las legislativas y, así, el presidente podría conseguir una mayoría parlamentaria congruente con la mayoría presidencial que lo elegió. El riesgo, en tal caso, consistiría en que las elecciones podían ganarlas las izquierdas.

Sólo el electorado, creen los observadores, podrá solucionar el grave conflicto que divide a la mayoría. Pero, en espera de tal posibilidad, cercana en todo caso, un cambio de primer ministro o una crisis ministerial no se descartan.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_