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Incendios, sin causa explicable, desde hace una semana

Tres aldeas del municipio coruñés de Trazo se encuentran sobrecogidas desde el lunes de la semana pasada, debido a la aparición, hasta ahora inexplicada, de incendios que comenzaron por devastar los montes y atacan ahora a los inmuebles y enseres de los vecinos. El fuego se concentró especialmente en el lugar de Outeiro, de la parroquia de Berreo, cuyos siete vecinos sintieron ya sus efectos en algunas de sus propiedades.

Nadie acierta a explicar lo que sucede. «Esto esto es cosa del diablo», afirmaron ayer los vecinos de Outeiro a EL PAIS delante de la Guardia Civil de Sigueiro». «No podemos dormir. Estamos en vela permanente y, sin embargo, el fuego se sucede sin que nos percatemos de cuáles pueden ser sus causas». El propio cabo primero que atestaba el suceso, no tuvo reparos en manifestar que le resultaba muy difícil entender lo que pasaba.«Aquí mismo -dijo-, casi delante de nosotros, se originó fuego y la verdad esque no se presenta ninguna causa aparente que lo justifique».

¿Qué está sucediendo en Outeiro, pequeña aldea de poco más de treinta habitantes? «Queremosque nos ayuden a buscar una solución, -se apresuran a gritar todos los vecinos- Avisamos al alcalde de Trazo y al gobernador. Nosotros solos no podemos luchar contra esta plaga. No podemos dormir ya en nuestras casas, el monte lo dejarnos ya por imposible y preferimos verlo quemarse todo antes que abandonar la aldea y que sean nuestras propias viviendas las que ardan. No hay derecho a que no nos hayan socorrido ya de manera mas eficaz. Nosotros somos pobres gentes que no entendemos que puede pasar y, por lo tanto, pensamos ya, que puede ser esto lo peor, una plaga maldita o una intervención de fuerzas extraterrestres, pero los que nos gustaría es que se nos ayudase primero a terminar con esta angustia y después a explicar que fue lo que nos pasó. Que no nos dejen sólos por favor, porque la verdad es que nosotros, ahora mismo, tenemos mucho miedo.»

Un pueblo en vela

En efecto, ayer, como en noches anteriores, poca gente durmió en la aldea, niños y mayores permanecen alerta. El nerviosismo alcanza ya estados de verdadera angustia por momentos. A las tres dela tarde del jueves una voz gritó la fatídica palabra de fuego señalando hacia una modestísima vivienda de piedra por cuya puerta salía humo. Inmediatamente, todo el vecindario corrió al lugar señalado, preso nuevamente de pánico. EL PAÍS que estaba presente, comprobó con los vecinos que se trataba simpl mente de una pobre anciana que había encendido el fuego para calenta su comida.«Aquí ardieron parte de algunas casas, pajares, montones de tojo madera y otras cosas de repente en un santiamén -declaró a este periódico el vecino Francisco Muiño-, todo empieza a arder por su parte baja, prácticamente sin producir llamas que, cuando aparecen, son de color azul. No se observa ningún olor especial más que en algunos casos que nos parece que huele a algo, pero no acertamos a saber a qué.»

Las gentes deambulan de un lugar a otro de la aldea, como fantasmas de si mismos. Con la mirada se preguntan unos a otros si han visto algo nuevo. «Nada -dijeron a EL PAIS- aquí no pasó nada que nos haga sospechar. Nos llevamos bien entre todos y todos nos conocemos desde siempre, tampoco hemos visto a nadie desconocido por aquí en los últiraos tiempos, lo único que nos resulta sospechoso, es que hace poco más o menos una semana durante varias noches, los perros de la aldea ladraron más que de costumbre». Todos insisten en lo mismo. «Queremos que el gobernador o quien sea intervenga en este asunto y que se evite que nos quedemos sin nada. Si no lo hacen, no sabemos qué puede ser de nosotros.»

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Un antecedente

El caso recuerda, de manera bastante directa, algo que ocurrio en otra aldea de la misma provincia de La Coruña en noviembre de 1974. Entonces, en la localidad de Bertamirans, a treinta kilómetros de los sucesos de ahora, el fuego se repitió también de manera misteriosa. En aquella ocasión desapareció cuando la Guardia Civil tomó cartas en el asunto, pero la verdad es que no se dio con las causas reales que lo habían provocado. Lo que acontece en este momento en las aldeas de Outeiro, Caravelos y Nogalla se presenta todavía con mayor dificultad para su desentrañamiento. Hay que contar con que no se ha aplicado todavía al fenómeno ningún tipo de observación científica, pero, dadas algunas características, como las de aparecer el fuego indistintamente de día o de noche, resultaría difícil pensar en causas fisicas como reflejos solares, por ejemplo. Fuera de toda duda aparece también la posibilidad de emanaciones volcánicas.En cuanto a las posibilidades reales de la labor de un pirómano, hay que reconocer, en caso de que esta hipótesis pudiera desarrollarse que las cualidades técnicas del mismo habrían de ser practicamente asombrosas debido a la forma como se fueron declarando los incendios, más de veinticinco en cuatro días. «No lo entendemos -dijo el cabo de la Guardia Civil- el fuego se produjo detrás de las espaldas de una de nuestras parejas, y sin embargo, no se ha visto nada anormal.

¿Estaremos tal vez ante la vuelta de las viejas historias de meigas, tan pródigas en el país gallego? ¿Tendrá todo esto algo que ver con las periódicas quemas de monte provocadas desde la clandestinidad que originó una repoblación forestal cuya conveniencia, no se há probado nunca?

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