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Un obús cayó sobre un chalet en Moralzarzal

La vecina alcanzada el lunes se recupera de las heridas

Maria Domínguez González, de 65 años, convalece en un hospital madrileño de las lesiones que en la tarde del lunes le causó el derrumbamiento producido por un proyectil de artillería que cayó sobre su casa, en el pueblo madrileño de Moralzarzal. No es la primera vez que sobre esta localidad cae una bomba; Hace , ~: años, otro proyectil destrozó un chalet enclavado a pocos metros de la escuela del pueblo. El obús, presuíniblemente, procedía, como el de ahora, del polígono militar de tiro deHoyo de Manzánares, encia vado en la falda de la sierra madrileña

«Oí un silbido'largo y al poco, -el ruido de la casa al derrumbarse. Corrí cuanto pude y bajo un montón de escombros vi a doña María gemir débilmente mientras sangraba por una herid?L que las piedras le habían hecho en la-nuca. A su lado, de pie y sincreer lo que sucedía, su sobrina Asqnción pedía que la ayudáramos. Rápidamente vino una vecina y entre las dos apartamos los cascotes de ladrillos como pudimos. Con una camisa que traía envolvimos la cabeza de la herida e -intentamos sacarla de aquel lugar». Con estas palabras Angelita Rivas, la vecina que auxilió a María Domínguez inmediatamente después de que sobre su casa cayera un proyectil de 6 kilos de peso, narra los sucedido en la tarde del lunes en. Moralzarzal. Eranlas 6,20 de la tarde. Sentadas sobre dos sillas de aluminio, sobre el porche de su casa, María Domínguez, de 65 años y su sobrina coetánea Asunción, charlaban mientras hacían punto. El cielo estaba algo nublado y prefirieron no salir aljardín, como suelen hacer. Dentro. de pocos minutos dejarían el porche y el punto para ver la televisión -la corrida de toros- y recibirían a algunas vecinas para merendarjuntas. Inesperadamente, todo el piso superior se desmoronó con un gran estruendo -«como el de un trueno», nos aseguran- y el techo.se venció sobre la casa. Grandes mazacotes de ladrillos, argamasa y 1 piedras cayeron sobre el porche y los muebles se entremezclaron cún los cascotes de grandes dimensiones que la techumbre soltó violentámente. Una nube de humo cubrió toda la casa, mientras las dos mujeres sufrieron, el impacto de los escombros.También Eusebia Castro corrió hacia El Rocio, la casa de la¿alle de Madrid, .número 15. Llevaba en la mano una camisa que tejía y «Angélita -me dijo_que la cubriéramos la herida de la nuca. Con el humo no se podía respirar apenas. Pensé que se moría, pues la vi muy pálida y dando grandes bocanadas-como de agonía».Luego comenzaron a,acudír vecinos o gentes que escucharon el ruido del derrumbamiento. Ya la habíamos sacado a la calle y la doctora Durán laatendió primeramente. Luego, Alberto Fujimoto, médico de Moralzarzal, nacido en Japón, la reconoció minuciosa-. mente. Dos heridas en la zona occipital, una de 10 centímetros de longitud y uno de profundidad, llena de esquirlas de ladrillo, y la otra, más profunda, pero menos corta. Detuvo la hemorragia y sut,uró las dos heridas. También apreció la rotura de alguna costilla, posiblemente en ftinción de la onda expansiva. Inmovilizaron a la herida y uña ambulancia de la Cruz- j~pja.,d.e.VWalba acudió-rápidamente p4ta trasladarla a Madrid, a la Clínica de la Cruz R9Ja,, en la calle Reina Victoria.«Creímos que ardería»echando agua sobre. e. la los escombros,.pues el humo de. la bomba nos hizo creer que todo ar'dería -nos die¿ Marcelino González, de setenta años' que to 1 , davía recuerda los destrozos que otra bomba Causó hace ahoraañosen un chalet de la parte alta de Moralzarzal. « Salimos todos co_rriento, pues el hotel estaba muy cerca de la escuela del pueblo y nos ,temíamos que hubieran muerto rnuchos chicos. Afortunadamente no pasó.entorices nada, pero es dificil olvidar la explosión.»Ahora todos llaman al lugarelhotel ,del obús. « Sin dudarlo -nos diceotra,vecina- el proyectil ha tenido que brincar por encima del cerro», cómo otras veces. « Un hermano mío -prosigue el señor Gonzálezhace unos meses había subido a esa loma con unos aparejos y le cayá una bomba muy cerca. Desde entonces no vuelve a su bir.». Como anécdota, un señor quevive en una casita muy próxima al lugar del siniestro, Julián Martín, al que hace unos años un proyectil de obús le amputó los dedos anular y:meñique de una mano en La Berzosa, cuando se enteró de los hechos comentó: «Estos vienen a por mí».El. caso- no es nuevo, como atestiguan los -Vecinos.. Al parecer, el proyectil procedía de un campo de tiro ubicado a no muchos kilómetros de Moralzarzal, y algunos erirores de corrección de tirohabrían'causado el accidente.«Fle pasado toda la noche tiritando de miedo por los niños», comenta en un corro otra vecina; «meno,, mal que no cayó en la peluquería., porque como tiene gas, quizá la explosión hubiera sido terrible». «Vivimos consternados a partir de ah,3ra», prosigue, al tiemp o que se acerca al regazo a un hijo suyo de unos siete años, con gafas y pelo rubio.Durante nuestra visita,a Moralzarzal, varias autoridades militares han visitado la casa El Rocío.Un hermano de doña María, que los ha recibido, les enseña los efectos del derrumbamiento. Con el gesto compungido, manifiesta su intranquilidad por la salud de su hermana. Algunos vecinos tratan de serenarle, pues la situación clínica de María Domínguez no parece revestir gravedad. Permanece en la clínica de la Cruz Roja, en la avenida de Reina Victoria, de Madrid, -en la habitación. 434 del pabellón de accidentados. Al parecer, un capitán de Artillería la ha'visitado en la tarde de ayer 11 su humor es bue~na-T-.iene la-cabeza vendada,.y &u,mayor preocupación consiste en pensar que su marido, Baldomero González, que convalece l~-n un hospital de Cercedilla de una afeeción pulmonar, la crea más dañada de lo que realmente se encuentra.

Si no existen dolencias lúmbares, la accidentada podrá volver consu familia en pocosdías. Su pronóstico continúa reservado, pues los médicos la reconocen con detalle« Ha sido un. milagro que no hayamos volado todos. Aún me encuentro asustada y quiero descansar», nos ha dicho con una sonrisa dolorida, a flor de labios.

Puestos al habla con el Gobierno Militar de Madrid, Capitanía General y coi?lel Gabinete de Prensa del Ministerio del Ejército, en ninguno de estos departamentos hemos podido recabar más informa-

ción sobre los hechos.-

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