El PC portugués, dominado por el carácter de Cunhal
El Partido Comunista Portugués y su apasionado y dramático líder, Alvaro Cunhal, han sido considerados como «los últimos estalinistas europeos» a causa de su dogmatismo y de su inquebrantable lealtad hacia Moscú.«No es de todo cierto», declaraba hace poco un diplomático occidental, «Cunhal no tiene nada con Stalin, más bien es un leninista».
Como Lenin y a diferencia de Stalin, Cunhal es un intelectual, hijo de un profesor de enseñanza media. Estudió leyes y desde joven tuvo la reputación de ser extraordinariamente brillante. Es un teórico aunque también puede actuar corno hombre de acción. Desarrolló sus actividades políticas al principio entre abogados y pasantes, no entre obreros. Su tesis doctoral versaba sobre determinados problemas agrarios en el sudeste de Portugal y más tarde escribió libros sobre la misma cuestión.Es importante estudiar la vida y personalidad de Cunhal porque influyeron en las características y la dirección del Partido Comunista Portugués, a diferencia de otros partidos comunistas europeos, menos determinados por la personalidad de sus líderes.
Poco antes de las últimas elecciones legislativas se le preguntó a Cunhal por qué no ponía al comunismo portugués en la misma línea del francés o el italiano. Es decir, dentro del llamado «eurocomunismo», que entre otras cosas, tiene cierta lealtad, escondida pero poderosa, hacia las instituciones del Mercado Común.
Contra el eurocomunismo
«No hay eurocomunismo», respondió Cunhal. Cuando explicó por qué su partido, como el francés o el italiano, abandonó la frase «Dictadura del proletariado» de su programa, su tono era inequívocamente leninista, a mil años luz de teorías francesas, mucho más ambiguas y elaboradas. Al igual que Lenin, Cunhal considera que el Estado es el reflejo de una clase social y que la cuestión reside en saber si la burguesía o la clase obrera serán quienes lo controlen.«Nuestro pueblo -añade Cunhal-, después de tantos años de fascismo, es incapaz de aprender la terminología marxista. Para él no es cosa rnuy distinta el fascismo y la dictadura». En este sentido aclaró que el cambio de terminología era una mera conveniencia, para evitar malentendidos, pero que ello no significaba ninguna variación en el programa.
Cunhal es hombre con ideas. En las elecciones de 1975 declaró -y produjo cierta impresión- que «la política no es una cuestión de aritmética» y que de ahora en adelante las votaciones no serían decisivas. Poco antes de las últimas elecciones afirmo que «algunos piensan que podemos tener democracia sin socialismo, pero yo no estoy de acuerdo. En nuestra patria la única, democracia posible, es aquella que es conducida por el socialismo. No hay otra posibilidad». Su posición en el Partido Comunista Portugués es decisiva. Dirigió a los comunistas portugueses por espacio de 30 años, 11 de ellos pasados en prisión.
Los hábitos de la clandestinidad
Pero si no tiene rivales en su partido, fundado hace 62 años, también es verdad que carece de hombres de confianza entre sus filas. «Solamente consulta, cuando lo hace, con dos o tres veteranos», declaró un antiguo miembro del Comité Central. También es cierto que, a la hora de tomar decisiones, se asesora con sus antiguos compañeros de prisión o de exilio y procura mantener alejados de las grandes decisiones a los recién llegados.Los hábitos adquiridos en los tiempos de la clandestinidad influyeron poderosamente en los comunistas portugueses y, por supuesto, en Cunhal. «Es inteligente pero es frío y estrecho de miras, sin la menor, sensibilidad para los sentimientos populares», decía un antiguo miembro del Partido. «Ciertamente posee una sensibilidad, más bien estética, pero se trata de un sentimiento frío.»
Expectación
No obstante, su presencia siempre despierta una gran expectación. Incluso cuando habla en voz baja y sin efectismos. Cuando su estilizada figura aparece ante las masas su oratoria puede llegar a inflamar, incluso a intoxicar.En buena parte, el misterio que rodea su persona se debe a su total dedicación a la causa comunista. Cuando se le preguntó, no mucho antes del golpe de Estado contra Caetano, en 1974, como llegó a ser comunista, respondió: «No me interesan ni las historias personales, ni sus actitudes. Solamente la política».
Su hija Ana María, de menos de veinte años estudia en un colegio de Lisboa, pero nadie sabe si Cunhal está casado con la madre de la niña con la que vivió en Moscú durante los años de exilio.
La luz de Moscú
Conoció a Stalin y mantuvo relaciones bastante estrechas con los actuales líderes del Partido Comunista Soviético especialmente con Breznev y Suslov. Con ocasión del XXV Congreso del Partido Comunista Soviético, Cunhal declaró que «la luz del sol luce con más brillo en Moscú». Una metáfora, que no dejo) de sorprender a los portugueses, pero que a otros les pareció sincera. Los comunistas portugueses fueron de los pocos que aprobaron la invasión de Checoslovaquia en el año 1968.En cualquier caso, nadie en Lisboa -comunistas, ex comunistas, izquierdistas o diplomáticos-occidentales- piensa que la agresiva actitud del Partido Comunista Portugués en los últimos dos años haya sido directamente dictada por la Unión Soviética.
«Los soviéticos no presionaron, pero estarían muy contentos de aprovechar cualquier éxito de Cunhal», se dice en Lisboa.
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