Los primeros recuerdos
de falladas o retrasadas licuefacciones de la sangre del santo se remontan a los años 1527 y 1528, cuando, al no producirse el «milagro», Nápoles fue flagelada por una terrible pestilencia que causó millares de víctimas. Otra fecha «negra» es el año 1835. En mayo no tuvo lugar la licuefacción del patrono de Nápoles e inmediatamente después se inició una epidemia de cólera que duró dos años y medio y que causó innumerables víctimas. Un recuerdo reciente, el de mayo de 1944, en que elprodigio se verificó con catorce horas de retraso:en los meses
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