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Dos ministros en el entierro de los ocho electrocutados en Avila

Ayer tuvo lugar el sepelio de los restos mortales de los ocho trabajadores que el miércoles perecieron electrocutados en la localidad abulense de San Pedro del Arroyo. Asistieron los ministros de Trabajo y Relaciones Sindicales, que llegaron desde Madrid en helicóptero, junto con otras autoridades, para asistir a las honras fúnebres.

Los féretros se habían alineado en el presbiterio del templo y los funerales fueron concelebrados por el administrador apostólico de la diócesis, doctor Blázquez Chamorro y ocho sacerdotes del ArziprestazgoConcluídos los oficios religiosos, los señores Solis y Martín Villa testimoniaron su pésame a los familiares de la víctimas, ofreciéndoles su apoyo. Más tarde despidieron los furgones fúnebres que trasladaron los cadáveres, para su inhumación, hasta los respectivos lugares de residencia.

La Mutualidad laboral de la construcción, como entidad gestora de accidentes de trabajo, entregó a cada una de las ocho familias, cien mil pesetas, en concepto de subvención graciable y sin perjuicio de las que reglamentariamente les correspondan.

El gravísimo accidente en el que perdieron la vida los ocho trabajadores de la construcción, mantiene a la comarca abulense, de la Baja Moraña en un estado de sensible consternación, dada la magnitud del siniestro.

Hacía muy poco tiempo que se había reanudado la jornada de la tarde, en la construcción de un grupo de viviendas, en régimen cooperativo, promocionadas por la Extensión Agraria. Siete trabajadores trataban de trasladar una grúa mecánica portátil hacia el área de trabajo cuando el mástil de aquella tocó un cable de alta tensión a unos 15.000 voltios y, de manera fulminante sobrevino la descarga sobre los siete trabajado res.

En ese instante, otro trabajador, hermano de uno de los accidentados, se lanzó a salvarle y vino a morir también electrocutados

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El espectáculo era dantesco; el testigo más próximo trató de separar uno de los cuerpos valiéndose de un, palo, pero cayó desmayado, sin que, por fortuna, tocase la masa metálica que conducía la fortísima descarga. Pese a todo logró con su esfuerzo separar los cables eléctricos de la grúa, con lo que fue posible retirar los ocho cuerpos carbonizados.

La noticia se propagó con rapidez: las víctimas eran conocidas en la zona porque llevaban algún tiempo trabajando allí, aunque cada día regresasen a sus lugares de residencia. Llegaron las primeras autoridades y, después de que sus propios compañeros identificasen a los muertos, se ordenó el traslado de los cadáveres, hasta el salón parroquial, donde quedó instalada la capilla ardiente.

En el accidente concurren dos notas que agravan, si cabe, la tragedia: la muerte de los hermanos Martín, Gumersindo y Teodoro Polo Rodríguez y la de los también hermanos -Francisco y Pedro García Hernández. Victoriano Cuenca Rodríguez, Ricardo Saez Conde y Genaro Muñoz fueron las otras tres víctimas.

El gobernador civil de Avila ha recibido el siguiente telegrama de los Reyes de España: «Deseamos haga llegar nuestro más sentido pésame a los familiares de los fallecidos en el accidente de San Pedro del Arroyo. Afectuosamente Juan Carlos y Sofía.»

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